La región suroeste de Estados Unidos experimenta una sequía histórica desde el año 800, aumentando el riesgo de incendios devastadores.
El suroeste de Estados Unidos se enfrenta a su periodo de sequía más extremo desde el año 800, tras una década marcada por una 'megasequía' que ha creado condiciones propensas a incendios catastróficos, especialmente en Los Ángeles.
A pesar de las intensas lluvias que se produjeron en los últimos dos inviernos en California, estas no han sido suficientes para alterar la preocupante tendencia de secado a largo plazo.
Este invierno, las precipitaciones han sido escasas, afectando gravemente la región.
Según Andrew J. Kruczkiewicz, un climatólogo de la Universidad de Columbia, los datos indican que las áreas desérticas al oeste de las Montañas Rocosas y hasta el sur de California se han secado significativamente en el último medio siglo.
Esta disminución de la humedad incrementa el riesgo de incendios forestales, aunque se necesita un análisis más profundo para determinar si los recientes incendios en Los Ángeles son consecuencia directa del cambio climático.
"Al hablar del riesgo de incendios forestales, los factores meteorológicos clave son la baja humedad relativa, condiciones más secas de lo habitual y la presencia de vientos", comentó Kruczkiewicz.
"Estos son los principales factores que contribuyen al riesgo de incendios forestales... no necesariamente a su ignición, sino a su propagación.
Los ingredientes están presentes".
Las cifras del Servicio Nacional Oceánico y Atmosférico (NOAA) indican que California del Sur, Nevada, Arizona, Utah, Nuevo México y partes de Colorado y Texas están bajo condiciones de sequía.
En particular, el oeste de Texas enfrenta una 'sequía excepcional', el nivel más alto de severidad en la escala de sequía.
La situación ha llevado a la preocupación de que los incendios podrían ser más devastadores en los próximos meses, especialmente dado que Los Ángeles no ha recibido más de 2,54 milímetros de lluvia desde mayo del año pasado.
Solo unos meses antes, en febrero, la Universidad de California, Los Ángeles, experimentó casi 30 centímetros de lluvia en solo dos días, un evento extremo que los científicos han calificado como un fenómeno de 'latigazo hidroclimático'.
Este ciclo alternado de condiciones húmedas y secas se ha vuelto más frecuente, generando inquietud entre los expertos sobre su relación con el cambio climático.
En la historia reciente, California ha sido un campo de batalla en la lucha contra los incendios forestales, con algunas de las temporadas de incendios más destructivas registradas en los últimos años.
A medida que la sequía se intensifica y las temperaturas aumentan, la necesidad de una gestión adecuada de los recursos hídricos y una planificación realista para prevenir incendios se vuelve más apremiante.
Con el cambio climático en el horizonte, es esencial que tanto las autoridades como la población estén preparadas para este tipo de eventos.
La adaptación a un nuevo clima y la implementación de medidas preventivas serán claves para mitigar los efectos devastadores de esta sequía prolongada y los riesgos de incendios que conlleva.
Con el tiempo, entender mejor estos patrones climáticos podría ayudar a desarrollar estrategias más efectivas para proteger tanto la vida humana como la biodiversidad que habita en estas áreas vulnerables.