Michael Kovrig, un canadiense que pasó más de 1000 días en prisión en China, narra su experiencia de aislamiento y tortura psicológica tras su liberación.

En un impactante relato, Michael Kovrig, un canadiense que estuvo detenido en China durante más de 1000 días, ha compartido su experiencia de aislamiento extremo y tortura psicológica.

En una entrevista con la Canadian Broadcasting Corp, Kovrig destacó que fue sometido a interrogatorios de hasta nueve horas diarias y permaneció en soledad durante casi seis meses.

Este tratamiento, según expertos en derechos humanos, está claramente en contra de las pautas de la Organización de las Naciones Unidas, que establece que los prisioneros no deben ser aislados más de 15 días consecutivos.

Kovrig y su compatriota Michael Spavor fueron arrestados en diciembre de 2018, en medio de tensiones diplomáticas entre Canadá y China.

Su detención tuvo lugar poco después de que Meng Wanzhou, ejecutiva de Huawei, fuera arrestada en Canadá por un pedido de extradición de Estados Unidos.

A ambos hombres se les acusó de espionaje, aunque sus defensores han argumentado que las acusaciones estaban motivadas por razones políticas.

Durante su tiempo en prisión, Kovrig experimentó la falta de luz natural en su celda, que estaba iluminada continuamente por luces fluorescentes.

La situación se volvió crítica cuando su ración de alimentos se redujo a solo tres tazones de arroz al día.

Este tratamiento, que él describe como "psicológicamente desgastante", tuvo un profundo impacto en su salud mental.

"Lo que viví fue absolutamente lo más desgarrador y doloroso que jamás he enfrentado", comentó en la entrevista.

El sufrimiento de Kovrig no terminó con su liberación en septiembre de 2021. Según su testimonio, continúa cargando con el dolor de haber perdido momentos importantes en su vida, incluida la oportunidad de estar presente durante el nacimiento de su hija, con quien solo se reunió cuando ella tenía dos años y medio.

Esta experiencia ha dejado una profunda huella en su vida familiar y personal.

Es importante recordar que la relación entre Canadá y China ha estado marcada por las tensiones desde hace varios años.

El arresto de Kovrig y Spavor se produjo en un contexto de confrontación diplomática, y sus liberaciones se cotejan con la creciente presión internacional sobre el trato a los derechos humanos en China.

A lo largo de la historia, las detenciones arbitrarias y las políticas de espionaje han sido temas recurrentes en la relación entre los países occidentales y China.

Las experiencias de Kovrig sirven como un recordatorio inquietante de las violaciones de derechos humanos que continúan ocurriendo en varios lugares del mundo.

A medida que la comunidad internacional observa, el caso de estos canadienses detenidos ofrece una perspectiva crítica sobre las luchas por la justicia y la dignidad humana en escenarios de opresión y autoritarismo.