Una madre británica falleció de manera repentina en un retiro en la selva de Bolivia después de ingerir ayahuasca, un medicamento tradicional que ha atraído a turistas en los últimos años.

Una madre británica de tres hijos, Maureen Rainford, de 54 años, perdió la vida en un retiro remoto en la selva amazónica boliviana tras consumir un té supuestamente mezclado con la droga psicodélica conocida como ayahuasca.

Rainford, originaria de Romford en Essex, había pagado 800 libras esterlinas (aproximadamente 920 euros) por una estadía de 10 días en el Retreat Ayahuasca y San Pedro Pisatahua el mes pasado.

En los últimos años, la selva amazónica ha visto un incremento en el turismo occidental, atraído por retiros que ofrecen experiencias espirituales y curativas con plantas medicinales.

Este eco-lodge recluso se describe a sí mismo como un "espacio sagrado" donde los huéspedes pueden "trabajar con medicinas vegetales, incluida la ayahuasca", y como un "entorno ideal para sanar, expandir la conciencia y conectarse con las maravillas de la Amazonía". Sin embargo, lo que comenzó como una búsqueda espiritual terminó en tragedia.

La hija de Rainford, Rochel, de 32 años, relató que el personal del retiro había informado a la familia que su madre había sufrido una "emergencia médica". Testigos presenciales afirmaron que, unos diez minutos después de ingerir el té de ayahuasca, Rainford comenzó a sentirse mal, lo que resultó en una caída drástica de su ritmo cardíaco y respiración.

El equipo del retiro intentó reanimarla durante aproximadamente una hora, pero lamentablemente no pudieron salvarla antes de que llegara un médico, según informaron a su familia.

El consumo de ayahuasca, una bebida amarga elaborada a partir de hojas y tallos de dos plantas locales, ha sido practicado por tribus indígenas de América del Sur durante siglos con fines medicinales, espirituales y ceremoniales.

Sin embargo, esta planta psicodélica está clasificada como una droga ilegal de clase A en el Reino Unido.

El caso de Rainford ha reavivado el debate sobre la seguridad de estos retiros espirituales, donde la falta de regulaciones estrictas puede poner en riesgo la vida de los participantes.

Desde la llegada de turistas a la Amazonía, ha aumentado la preocupación sobre la explotación y los riesgos asociados con el uso de estas prácticas tradicionales, que pueden ser malinterpretadas o mal administradas por personas sin la capacitación adecuada.

La historia de Maureen Rainford es un recordatorio de que, aunque la búsqueda de experiencias espirituales puede ser enriquecedora, también conlleva peligros que los viajeros deben considerar cuidadosamente.

La comunidad turística y las autoridades locales deben trabajar juntas para garantizar que estos retiros brinden un entorno seguro y supervisado para los participantes.