Un vuelo fletado transporta a ciudadanos australianos que huyen de la violencia en El Líbano, mientras el gobierno australiano intensifica sus esfuerzos de evacuación.

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Larnaca, Chipre: Un vuelo fletado que llevaba a 229 ciudadanos australianos, residentes permanentes y sus familiares escapando de la devastación de Beirut ha aterrizado en Chipre.

Las familias, aliviadas, saludaron a los periodistas desde detrás de una valla de alambre, expresando sus sentimientos con un emotivo 'Gracias Australia... el mejor país del mundo.'

El aeropuerto de Larnaca se convirtió en el punto de llegada para los australianos que están siendo evacuados de Beirut a través de conexiones hacia su patria.

La situación en el Medio Oriente se ha intensificado, llevando a la Ministra de Relaciones Exteriores, Penny Wong, a intensificar las convocatorias para que los ciudadanos australianos en El Líbano abandonen el país.

El gobierno federal ha organizado dos vuelos fletados que pueden transportar hasta 500 pasajeros en un trayecto de aproximadamente 40 minutos hacia Chipre desde Beirut, programados para el sábado.

Wong, a través de una publicación en X, anunció que se planeaban dos vuelos más para el domingo con el mismo destino.

Aquellos que logren escapar de El Líbano pasarán el fin de semana en esta isla mediterránea, que también es miembro de la Commonwealth, antes de ser trasladados a Sidney mediante dos vuelos especiales de Qantas.

Cerca de 5000 australianos están registrados en El Líbano con el Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio, siendo 3088 de ellos los que han manifestado su deseo de salir, y 1813 más registrándose sólo para recibir información.


Más de 700 personas ya han salido del Líbano o han cerrado su registro de forma autónoma.

La situación en El Líbano no es nueva; el país ha estado lidiando con un estallido de violencia constante y crisis políticas desde hace años.

En 2006, una guerra devastadora entre Israel y Hezbolá dejó cicatrices profundas que aún persisten en la sociedad libanesa.

Hoy, la inestabilidad regional ha llevado a un nuevo aumento de operaciones militares, lo que ha aumentado el número de ciudadanos australianos en riesgo.

En medio de todo esto, el gobierno australiano ha mostrado un compromiso sólido con la seguridad de sus ciudadanos, implementando estrategias de evacuación en situaciones de crisis.

La llegada de estos ciudadanos a Chipre es un símbolo de la esperanza en tiempos oscuros, un recordatorio de la importancia de la protección y el cuidado en momentos de necesidad.

Junto con el deseo de regresar a casa, muchos de estos australianos llevan consigo recuerdos dolorosos y la incertidumbre de lo que les depara el futuro.

Para estos individuos, el viaje a casa no solo significa la distancia física de un lugar peligroso, sino también el cierre emocional de una odisea que nadie debería enfrentar en tiempos de paz.