Un estudio reciente sugiere que la figura de una mujer rubia en el famoso fresco de la Capilla Sixtina podría ser la discípula María Magdalena.

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En un descubrimiento que podría poner fin a un misterio que ha perdurado por siglos, se ha identificado a María Magdalena entre las 300 figuras que adornan la famosa obra maestra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

La restauradora de arte italiana, Sara Penco, afirmó que una mujer rubia que aparece en la obra 'El Juicio Final', besando una cruz de madera sostenida por una figura que se dice representa a Jesucristo, es en realidad la conocida discípula del mismo nombre.

Durante una conferencia de prensa en Roma, llevada a cabo el 10 de diciembre, Penco expresó su convicción de que esta figura es, sin lugar a dudas, María Magdalena.

La especialista en arte del Renacimiento y el Barroco argumentó que el atuendo amarillo de la mujer, junto con su cabello rubio y la cercanía a la cruz, subrayan la importancia de su papel en el contexto del fresco.

"El fresco gritaba que algo faltaba.

Miguel Ángel era un pintor experto, muy culto y conocía bien la dinámica de la iglesia, por lo que no podría haberla olvidado", dijo Penco, sugiriendo que esta identificación es el resultado de una investigación meticulosa que ha finalmente revelado la verdad.

Históricamente, María Magdalena ha sido figura central en el cristianismo.

Considerada una de las discípulas más cercanas de Jesús, ella estuvo a su lado durante su ministerio y fue testigo de su crucifixión.

A lo largo de los siglos, su imagen ha oscilado entre ser vista como una pecadora arrepentida, una figura puramente simbólica, y finalmente, como una santa venerada por diversas tradiciones cristianas.


Esta evolución en la percepción de su persona refleja cambios en la interpretación de los textos bíblicos y en la cultura general a través del tiempo.

Penco destacó la relevancia de esta identificación en el contexto más amplio del arte renacentista, donde artistas como Miguel Ángel buscaban plasmar no solo la belleza estética, sino también mensajes profundos y significativos sobre la condición humana y la divinidad.

La figura de María Magdalena, a menudo relegada a un segundo plano en la narrativa cristiana, recibe así el reconocimiento que merece dentro de una de las obras maestras más influyentes del arte occidental.

La Capilla Sixtina, un emblemático símbolo de la Ciudad del Vaticano, no solo es famosa por su impresionante techo, también alberga estas complejas representaciones de la divinidad y la humanidad.

La obra de Miguel Ángel, concluida en 1541, ha sido objeto de innumerables estudios e interpretaciones durante siglos.

La reciente investigación de Penco plantea nuevas preguntas sobre cómo la visión artística de Miguel Ángel y su comprensión de las escrituras influyeron en la representación de figuras claves como María Magdalena.

Este nuevo descubrimiento promete revigorizar el interés en la Capilla Sixtina y su rica historia, al tiempo que reconcilia aspectos de la fe con el arte en un diálogo continuo a través de los siglos.