La japonesa Tomiko Itooka, nacida en 1908, ha fallecido a los 116 años en una residencia de ancianos en Ashiya, Japón.
Tokio: Tomiko Itooka, una mujer japonesa nacida antes del inicio de la Primera Guerra Mundial y del hundimiento del Titanic, ha fallecido
a los 116 años en una residencia de ancianos en Ashiya, Japón.
En un comunicado emitido el pasado sábado, el alcalde de Ashiya
informó que Itooka falleció el domingo anterior.
Aunque no se especificó la causa de su muerte, los medios locales indicaron que
falleció de manera pacífica debido a complicaciones propias de la vejez.
"Expreso mis más sinceras condolencias", comentó el alcalde Ryosuke Takashima.
"La Sra.
Itooka nos brindó gran
coraje y esperanza a lo largo de su larga vida.
Quisiera expresar mi agradecimiento una vez más". Guinness World Records
había declarado a Itooka como la persona más anciana del mundo en septiembre, tras el fallecimiento de María Branyas Morera,
española que murió a los 117 años.
Tomiko Itooka, cuyo nombre de nacimiento era Tomiko Yano, nació el 23 de mayo de 1908 en Osaka, siendo la mayor de
tres hijos de una familia que administraba una tienda de ropa.
En aquella época, Japón era una potencia imperial en ascenso que
acababa de derrotar a la Rusia zarista y estaba comenzando su expansión hacia Asia continental.
El año de su nacimiento, Japón firmó un acuerdo con el secretario de Estado del presidente estadounidense Theodore Roosevelt,
que evitó un conflicto entre ambos países a cambio de que Washington reconociera la anexión de Corea por parte de Japón.
Durante su vida, su nación emergió como un imperio colonial asiático, sufrió una derrota devastadora en 1945 y se levantó nuevamente
como un gigante industrial y una democracia pacífica.
Creciendo en el Japón anterior a la guerra, Tomiko practicó voleibol en la escuela secundaria antes de casarse con el dueño
de una empresa textil, Kenji Itooka, con quien tuvo dos hijas y dos hijos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, ella permaneció en
Japón administrando el negocio mientras su marido iba a Corea, entonces colonia japonesa, para supervisar una fábrica allí.
"Gestó por sí sola la oficina japonesa y crió a sus hijos durante este período", de acuerdo con el Gerontology Research Group,
que mantiene una base de datos sobre las personas más ancianas del mundo.
El legado de Tomiko Itooka no solo se refleja en su
longevidad, sino también en la resiliencia y el espíritu indomable que mostró a lo largo de su vida en un Japón cambiante y
muchas veces desafiante.