Profesionales sanitarios de Osakidetza participaron en un estudio sobre feminicidios en Bizkaia, resaltando la relevancia de identificar y registrar tempranamente los casos de violencia de género para prevenir tragedias. Además, se analiza el impacto de factores de vulnerabilidad y las acciones de formación llevadas a cabo en el sistema sanitario vasco.

Imagen relacionada de importancia deteccion temprana violencia genero bizkaia

En el País Vasco, el análisis de feminicidios ocurridos en Bizkaia durante los últimos doce años ha puesto de manifiesto la importancia de la detección precoz y el registro adecuado de los casos de violencia de género en el ámbito sanitario.

Profesionales de Osakidetza, el sistema de salud vasco, participaron en un relevante estudio impulsado por la Comisión de Violencia sobre la Mujer de la Audiencia Provincial de Bizkaia, que busca establecer líneas de actuación para prevenir estos asesinatos.

Desde hace más de una década, Osakidetza ha invertido recursos significativos en la formación de sus profesionales en materia de violencia de género.

Hasta la fecha, más de 20,000 sanitarios han recibido formación específica, consolidando un conocimiento profundo en la detección y atención de estos casos.

Además, se han desarrollado dos guías clínicas dirigidas a facilitar la actuación en diferentes escenarios asistenciales. La primera, centrada en la detección y manejo de casos en mujeres, y la segunda, en la atención a hijas e hijos víctimas de violencia de género.

La identificación temprana se ha establecido como uno de los pilares fundamentales para la prevención de feminicidios. Expertos en violencia de género del sistema vasco señalan que registrar en la historia clínica de la paciente cualquier sospecha de violencia y evaluar la presencia de menores o personas dependientes puede marcar la diferencia entre una intervención o una tragedia.

Asimismo, el estudio subraya que ciertos factores de vulnerabilidad aumentan significativamente el riesgo de feminicidio. Estos incluyen la residencia en zonas rurales, la migración, el consumo de tóxicos, discapacidades o la existencia de actividades como la prostitución.

Un dato clave es el índice de fatalidad, un indicador que refleja el porcentaje de víctimas que, pese a presentar vulnerabilidades, no logran escapar de la violencia, siendo en estos casos especialmente altos en medio rural (80%), migrantes (50%) y personas con discapacidad (50%).

Para mejorar las acciones preventivas, se recomienda una búsqueda exhaustiva de información sobre antecedentes personales y comportamentales tanto de las víctimas como de los agresores.

La coordinación con otras instituciones, incluyendo servicios sociales y policiales, resulta esencial en la atención integral.

En cuanto a la formación del personal sanitario, en los últimos nueve años, Osakidetza ha llevado a cabo más de 400 acciones formativas y talleres dirigidos a mejorar la capacidad de detección temprana y manejo de casos de violencia de género.

La Guía de actuación para profesionales ante la violencia de género, publicada en 2019, y la más reciente enfocada en hijas e hijos víctimas, ofrecen pautas específicas adaptadas a diversas situaciones clínicas, desde atención domiciliaria hasta intervenciones en urgencias, hospitales y centros de salud mental.

Desde un enfoque histórico, es importante recordar que Euskadi ha sido pionera en la implementación de programas de formación y sensibilización en violencia de género en España.

La trayectoria del País Vasco muestra cómo las políticas integrales y la formación especializada pueden reducir la incidencia de feminicidios, a la par que mejoran la protección de las víctimas.

El compromiso del sistema sanitario vasco continúa siendo vital. La identificación temprana y la atención multidisciplinaria son esenciales para reducir el impacto de esta problemática social, que requiere una acción coordinada y constante.

Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más segura y equitativa, donde la violencia de género deje de ser una realidad impune y previsible.