Un estudio reciente revela las tendencias de emancipación en la juventud vasca, con un enfoque en la preferencia por la vivienda en propiedad y las dificultades del alquiler.

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En Euskadi, la juventud parece seguir un modelo tradicional en su camino hacia la emancipación, optando principalmente por adquirir viviendas en propiedad junto a sus parejas.

Según un reciente estudio titulado ‘Juventud, emancipación y necesidad de vivienda en Euskadi’ elaborado por el Observatorio Vasco de la Juventud, aproximadamente el 70% de los jóvenes vascos que han alcanzado la treintena (de 30 a 34 años) ya se han emancipado, con una edad media de emancipación situada en los 29,8 años.

Este estudio, basado en las respuestas de personas de entre 18 y 34 años de la ‘Encuesta sobre Necesidades y Demanda de Vivienda de 2023’, refleja la realidad de un contexto bastante complejo, caracterizado por el incremento tanto de los precios de los alquileres como del costo de las hipotecas, a causa de las subidas en los tipos de interés.

Actualmente, el porcentaje de jóvenes emancipados en el rango de 18 a 34 años es del 31%, lo que significa que uno de cada tres jóvenes ha alcanzado esta etapa.

Miren Saratxaga, directora de Juventud del Gobierno Vasco, ha subrayado que este informe se realizó antes de la implementación de las ayudas Emantzipa, lo cual impide evaluar su impacto en los datos obtenidos.

En su análisis, mencionó que la emancipación ocurre, en general, después de los 30 años, y que los jóvenes siguen prefiriendo el modelo de vida que implica poseer una vivienda en pareja.

Además, se identifican diferencias significativas en las tasas de emancipación basadas en el género y la nacionalidad.

Las personas jóvenes extranjeras presentan una tasa de emancipación considerablemente más alta (57,3%) en comparación con los jóvenes autóctonos (31%). En cuanto a género, las mujeres muestran una tasa de emancipación del 34,4%, frente al 26% de los hombres.

Un dato interesante es que seis de cada diez jóvenes que desean emanciparse preferirían hacerlo dentro de su mismo municipio, mostrando una clara inclinación por permanecer cerca de su círculo social en lugar de su lugar de trabajo.


En cuanto a las preferencias habitacionales, el 52,4% de los jóvenes emancipados vive en su propia vivienda, mientras que un 44,5% reside en una vivienda de alquiler.

Esta tendencia no se ha alterado significativamente desde 2015, cuando los porcentajes eran muy similares (52,5% en propiedad y 44,0% en alquiler). Sin embargo, la realidad del alquiler es complicada.

Nueve de cada diez jóvenes arrendatarios reconocen que no cuentan con ingresos suficientes o estables para acceder a una vivienda en propiedad, considerando el alquiler como una opción temporal.

En términos de costes, actualmente, los alquileres son, en promedio, 60 euros más caros que las mensualidades de una hipoteca.

Este hecho conduce a que un cuarto de los jóvenes que viven de alquiler realicen un esfuerzo económico considerable, destinando más del 40% de sus ingresos a pagar la renta.

A pesar del aumento en los costos de los préstamos hipotecarios, el alquiler sigue resultando más caro en términos mensuales.

Por esta razón, no es sorprendente que muchos jóvenes continúen prefiriendo la compra de vivienda como una opción favorable a largo plazo.

Adicionalmente, solo el 12,1% de los jóvenes emancipados vive en una vivienda protegida, y la falta de conocimiento sobre el Servicio Público de Vivienda, Etxebide, es notable, ya que solo el 53,5% de quienes aspiran a emanciparse son conscientes de su existencia, y solo un 36% se encuentra inscrito como demandante.

Dentro de las propuestas de solución que los jóvenes plantean para mejorar su situación, destacan la necesidad de construir más viviendas protegidas y promover alquileres a precios más asequibles.