La consejera de Justicia y Derechos Humanos de Euskadi ha inaugurado las XIX Jornadas de Derecho Penal, pidiendo a los presos de ETA reconocer sus crímenes.
En el ámbito de la justicia, el día de hoy marca un importante hito en Euskadi.
La consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, ha dado inicio a las XIX Jornadas de Derecho Penal, un evento que rinde homenaje al legado del juez y jurista José María Lidón, víctima de ETA hace 24 años.
Durante su intervención, San José hizo un ferviente llamado a los presos de ETA, instándoles a "reconocer todos los crímenes que permanecen sin resolver", enfatizando la necesidad de que este reconocimiento facilitaría que las víctimas puedan cerrar su duelo.
Este acto de reconocimiento, según la consejera, es crucial para demostrar sinceridad y empatía hacia el sufrimiento de los afectados.
La consejera destacó la imperiosa necesidad de honrar la memoria de las víctimas del terrorismo, señalando que la lucha por la dignidad de las mismas debe seguir adelante.
San José, quien fue alumna del juez Lidón, expresó que el evento representa un espacio no solo de estudio y reflexión, sino un grito de memoria que desafía la legitimidad del terror.
Uno de los puntos que la consejera subrayó fue que el terrorismo busca no solo infligir sufrimiento, sino también socavar el Estado de Derecho.
A través del asesinato de figuras como Lidón, que encarnaba la ley y el orden, se pretendía sembrar el miedo y controlar a la sociedad.
Sin embargo, a pesar de los intentos de silenciar a la judicatura y otros actores del sistema judicial, el compromiso con la protección de los derechos humanos ha continuado.
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El Departamento de Justicia ha solicitado a un juez federal que se encarga del caso criminal contra el ex presidente Donald Trump en Washington que intervenga después de que él publicara un mensaje en línea que parecía prometer venganza contra aquellos que lo persiganSan José también recordó el acoso que sufrieron los miembros de la comunidad educativa a manos de ETA, centrándose en el sacrificio de profesores perseguidos y asesinados por realizar su labor docente.
En este contexto, destacó la relevancia de la educación en la formación de nuevas generaciones, capaz de prevenir el resurgimiento de discursos de odio que aún hoy persisten.
Como Lidón en la Universidad de Deusto, estos educadores continuaron su labor a pesar de las adversidades.
El legado del juez Lidón está por encima del dolor que causó su asesinato; él representa el valor de la justicia y la necesidad de mantener viva la memoria.
La labor de las universidades no solo debe centrarse en la enseñanza, sino también en la promoción de valores que permitan construir una convivencia basada en la verdad, justicia y memoria.
Las jornadas que se realizan anualmente son un espacio crucial para confrontar la dignidad de las víctimas ante la cobardía de quienes perpetraron estos crímenes.
Es un recordatorio para la sociedad de que el compromiso con un Estado que defiende los derechos de todos debe prevalecer, y que la historia de terror vivida debe transformarse en un motor de justicia y paz en el presente y el futuro.