La agencia Moody's ha reducido la calificación crediticia de Estados Unidos por primera vez en décadas, debido al aumento de la deuda y los déficits fiscales persistentes, lo que podría elevar los costos de financiamiento para consumidores y empresas. La decisión refleja preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal del país y sus implicaciones económicas globales.

La agencia de calificación crediticia Moody's ha tomado la decisión de rebajar la nota de crédito de Estados Unidos, pasando de la máxima categoría Aaa a Aa1.
Esta es la primera vez en más de una década que una de las principales agencias reduce la calificación de la nación, lo que refleja una creciente preocupación por su situación fiscal.
La rebaja se debe principalmente al incremento sostenido de la deuda federal y a la percepción de que los esfuerzos políticos para controlar el déficit fiscal han sido insuficientes.
Moody's señala que el nivel de deuda en relación al Producto Interno Bruto (PIB) ha aumentado significativamente, alcanzando niveles que superan a los de otros países con calificaciones similares.
Para entender el contexto, hay que recordar que Estados Unidos ha enfrentado problemas fiscales desde hace varias décadas. Sin embargo, la tendencia se acentuó en los últimos años debido a políticas de gasto elevado y recortes de impuestos que redujeron los ingresos del Estado.
La pandemia de COVID-19 agravó aún más la situación, incrementando el gasto en estímulos económicos y programas de ayuda social.
Históricamente, Estados Unidos ha mantenido una calificación crediticia máxima, en parte, por la fortaleza de su economía, la estabilidad del dólar y su papel como principal reserva mundial.
No obstante, la acumulación de deuda y los déficits fiscales persistentes han comenzado a poner en duda esta posición privilegiada.
Según Moody's, la deuda pública de EE.UU. ha crecido de manera 'rápida y sostenida', alcanzando aproximadamente el 125% del PIB, cifras que superan las de muchas naciones europeas y asiáticas con calificaciones similares.
La agencia también ha destacado que la propuesta fiscal del partido republicano, que busca reducir impuestos y aumentar el gasto en defensa, podría añadir cerca de 4 billones de dólares (unos 3,7 billones de euros) en déficit en la próxima década.
El aumento de la deuda y los déficits no solo afectan la percepción internacional del país, sino que también tienen consecuencias directas para los consumidores y las empresas estadounidenses.
Una calificación crediticia más baja suele traducirse en mayores tasas de interés para los bonos del Tesoro, lo que incrementa el costo del financiamiento gubernamental.
Estos incrementos, a su vez, pueden afectar las tasas de interés de hipotecas a 30 años, préstamos comerciales y otros productos financieros, elevando los costos para los consumidores.
Expertos advierten que, aunque la reacción inmediata en los mercados ha sido moderada, la tendencia a largo plazo podría limitar la capacidad de EE.UU. para gestionar su deuda y responder a futuras crisis económicas. La decisión de Moody's también coincide con otros recortes anteriores, como el de Fitch en 2023 y el de Standard & Poor's en 2011, que reflejan una tendencia preocupante.
Por otro lado, Moody's mantiene una perspectiva estable para el país, valorando sus fortalezas económicas, como la resiliencia del mercado laboral, la innovación tecnológica y el papel del dólar como moneda de reserva global.
La agencia confía en que las políticas monetarias, dirigidas por la Reserva Federal, seguirán siendo efectivas, aunque advierte que la carga de la deuda podría convertirse en un obstáculo si no se controlan los déficits.
En definitiva, esta rebaja en la calificación crediticia es un aviso de que Estados Unidos debe abordar urgentemente sus desafíos fiscales. La falta de medidas contundentes podría aumentar aún más los costos de financiamiento y limitar su capacidad de inversión futura, afectando tanto a los mercados internacionales como a los hogares y empresas estadounidenses.
La historia demuestra que las crisis de deuda en otros países han tenido consecuencias profundas, y el caso de EE.UU. no será la excepción si no se toman acciones correctivas a tiempo.