Las acciones de los bancos estadounidenses sufrieron una caída significativa después de que se anunciaron aranceles severos, lo que generó preocupaciones sobre la salud económica del país.

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El mercado de valores estadounidense vivió uno de sus peores días en años, tras el anuncio de aranceles por parte del presidente que afectaron a más de 180 países, superando todas las expectativas.

A la 1 p.m. hora del este, el índice S&P 500 había caído casi un 4%, mientras que el Nasdaq, conocido por su fuerte enfoque en tecnología, se desplomaba un 5%.

Este desplome afectó especialmente a las acciones de los bancos, que son un indicador clave de la salud económica.

Las acciones de JPMorgan Chase, uno de los bancos más grandes de EE.UU., se redujeron en un 5.5%. Por su parte, Wells Fargo vio una caída del 7.4%, mientras que Citigroup sufrió la mayor pérdida, cayendo más del 10%.

A primera vista, podría parecer que los grandes bancos estadounidenses no tienen mucho que temer de los aranceles, ya que no importan bienes ni venden productos gravables en mercados internacionales.

Sin embargo, la realidad es que la salud de las instituciones bancarias está intrínsecamente relacionada con el estado de la economía. En caso de que se produzca una recesión, los consumidores tienden a gastar menos, lo que se traduce en un descenso en el volumen de préstamos. Además, esto puede llevar a un incremento en las dificultades de pago, aumentando así las pérdidas por préstamos.

La preocupación principal con respecto a los aranceles es que el aumento en los precios de los bienes podría exacerbar la presión inflacionaria que ya sienten los consumidores.

Si los precios suben, el crecimiento de los préstamos podría desacelerarse y los prestatarios podrían enfrentar dificultades para cumplir con sus pagos, lo que afectaría especialmente a las pequeñas empresas.

Desde el final de la pandemia de COVID-19, ya se ha observado un ligero aumento en las tasas de pérdida de préstamos, aunque no al nivel que muchos temían debido a la inflación, que alcanzó máximos históricos en 2022.

Sin embargo, el impacto real de los aranceles en las ganancias de los bancos sigue siendo incierto.

Los inversores se preguntan si es el momento de deshacerse de sus acciones bancarias. Es importante recordar que este es solo el primer impacto de una situación que sigue evolucionando. No se puede prever cuánto tiempo estarán vigentes estos aranceles, si se negociarán para reducirse o qué efecto tendrán sobre la inflación.

Por lo tanto, no hay razón para entrar en pánico y vender acciones de bancos si se ha invertido en instituciones financieras que cuentan con un liderazgo sólido, buena calidad de activos y balances robustos.

No obstante, es fundamental estar atento a cualquier señal de que las pérdidas por préstamos comienzan a aumentar o que la demanda de préstamos esté disminuyendo significativamente.

Las acciones de Wells Fargo, JPMorgan y Citigroup son un buen ejemplo de cómo el entorno económico puede afectar a las instituciones financieras y, por ende, a sus accionistas.