El 21 de septiembre de 1984, Héctor Veira asumía como entrenador de River Plate y comenzaba una etapa dorada para el club. Regresamos al pasado para recordar ese día y su influencia en la historia del fútbol argentino.

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El 21 de septiembre de 1984, un día lluvioso en Buenos Aires, se marcó el inicio de una etapa significativa en la historia de River Plate.

Ese día, en el vestuario del club, Héctor Rodolfo Veira, conocido como el 'Bambino', presentó una clara consigna a su plantilla: 'Orden, disciplina y humildad'. Esas palabras, escritas a tiza en un pizarrón, se convirtieron en el lema que guiaría el camino hacia el éxito de uno de los clubes más grandes de Argentina.

Aquel día se respiraba una mezcla de nerviosismo y esperanza entre los jugadores y el cuerpo técnico.

Veira, quien había sido un destacado jugador en sus años de actividad, llegó al club con la intención de transformar un equipo que, si bien contaba con talento, no podía encontrar el rumbo.

Al comienzo de su gestión, River ya había disputado 21 partidos del torneo Metropolitano de 1984, posicionándose en el quinto lugar de la tabla, con un modesto total de 25 puntos.

Sin embargo, la situación no era alarmante en términos de descenso, ya que ocupaban un cómodo undécimo lugar en la tabla de promedios.

A pesar de esta tranquilidad, Veira se propuso dos objetivos inmediatos: en primer lugar, mejorar el bajo promedio de puntos del equipo y, en segundo lugar, armar un plantel competitivo que pudiera competir en el alto nivel del fútbol argentino.

Durante su primer discurso como entrenador, Veira instó a sus jugadores a atacar con audacia: 'Tendríamos que llegar seis o siete veces por partido al área rival, ya que ustedes son jugadores que no se equivocan frente al arco'. Aquella motivación fue el primer paso en la dirección correcta.

El equipo se mostró receptivo a sus ideas, y pronto, empezaron a recibir resultados positivos.


En los siguientes partidos, River Plate comenzó a mostrar una notable mejoría, y aunque el camino estuvo lleno de altibajos, el equipo finalizó el torneo en la cuarta posición, sumando un total de 43 puntos en 30 partidos.

Esto representó un cambio significativo desde la penúltima posición en el torneo anterior.

A partir de ahí, las cosas solo mejoraron para el club.

En 1985, River Plate participó en el torneo Nacional, alcanzando etapas decisivas, aunque resultaron eliminados en la final de perdedores por Vélez.

Sin embargo, el año 1986 se convirtió en memorable para los hinchas de River.

Con un equipo que contaba con figuras como Enzo Francescoli y Oscar Ruggeri, lograron consagrarse campeones del fútbol argentino, quedándose con la Copa Libertadores y el título mundial, siendo un año que quedaría en la memoria de todos los aficionados.

El 9 de marzo de 1986, River con Veira en el mando se proclamó campeón con cinco fechas por jugar.

Ese mismo año, además de ser campeones en el ámbito local, el plantel obtuvo la Copa Libertadores de América, superando al América de México, y posteriormente se consagró campeón del mundo al vencer al Steaua Bucarest de Rumania en Tokio, Japón.

Este inicio de la era de Veira en el club no solo marcó una etapa de éxitos, sino que también dejó una huella en la historia del fútbol argentino.

Cuarenta años después, los recuerdos de esos días siguen vivos en la memoria de los hinchas de River, recordando cómo un día de primavera se transformó en el principio de una época dorada.