La investigación ha descubierto un esquema ponzi detrás de los patrocinios de Generación Zoe en diferentes equipos de fútbol en todo el mundo.

El proyecto de Leonardo Cositorto, acusado de estafa, ha dejado a cientos de jugadores y clubes en situación precaria.

Cositorto, a través de Generación Zoe, invirtió en once equipos de fútbol en un esquema que incluía publicidades, intentos de gerenciamiento o compra, y el acercar jugadores para que se muestren pagándoles el sueldo en dólares.

Muchos de estos jugadores terminaron en ligas insólitas, sin posibilidad de regresar.

Uno de los primeros acercamientos de Zoe al fútbol fue en Cañuelas, de la Primera C, donde prometió un premio económico a los jugadores si ganaban.

Sin embargo, el club tuvo malos resultados y el proyecto con Cositorto se desmoronó pronto.

En Deportivo Español, Cositorto llegó a un acuerdo por 1,3 millones de pesos al mes para tener la publicidad en el pecho de las camisetas, pero el proyecto fracasó cuando se descubrió un contrato fraudulento de cesión de derechos federativos de los jugadores.

El proyecto de Deportivo Zoe, un club amateur fundado por Generación Zoe, también colapsó luego de que las denuncias contra Cositorto salieran a la luz.

Los jugadores se vieron abandonados y el equipo quedó en la ruina.

En el exterior, Cositorto invirtió en equipos como el Thawi Watthana Samut Sakhon United en Tailandia y el Atlético Saguntino en España, dejando a jugadores extranjeros en una situación precaria cuando el esquema se desmoronó.

En Villa María, el Zoe Atletic Club nunca llegó a jugar un solo partido debido a las denuncias contra Cositorto.

Los jugadores se vieron obligados a abandonar el proyecto.

En definitiva, Generación Zoe se convirtió en sinónimo de estafa en el mundo del fútbol, dejando a jugadores, clubes y comunidades enteras en una situación desesperada.

La promesa de revolucionar el fútbol se convirtió en una pesadilla para todos los involucrados.