La Asociación Cristiana de Fútbol Argentino se prepara para competir en torneos de la AFA y busca expandir su presencia en el fútbol argentino.

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En el mundo del fútbol, el simbolismo religioso es más común de lo que se podría pensar.

Sin embargo, un caso particular está emergiendo en Argentina: la Asociación Cristiana de Fútbol Argentino (ACFA), donde la espiritualidad y el deporte se entrelazan de manera única.

Fundada en 2014, esta asociación no solo juega al fútbol, sino que también busca transmitir un mensaje basado en principios cristianos.

El próximo año, ACFA tendrá la oportunidad de participar en el torneo Promocional Amateur de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que ofrece dos plazas para la Primera C, el primer escalón antes de llegar a la Liga Profesional.

Además, un equipo afiliado a la liga de Zárate ya se coronó campeón del Apertura, lo que les asegura un lugar en el Regional Amateur, un paso que puede conducir al Federal A y, potencialmente, a la Primera Nacional.

A diferencia de muchos clubes, ACFA desprende un aire de espiritualidad y comunidad.

Con el lema de usar el fútbol como vehículo para cumplir con la Gran Comisión de Cristo, esta organización se dirige especialmente a la población evangélica en Argentina.

Su campaña de afiliación es atractiva: solo 2 euros al mes, con el objetivo de alcanzar entre 400,000 y 800,000 evangélicos, lo que podría significar una recaudación de 3.200.000 a 6.400.000 euros si logran captar esta audiencia.

La ACFA se distingue no solo por su enfoque religioso, sino también por su ambiente de camaradería y su metodología de entrenamiento.

Daniel Cardozo, actual entrenador del equipo, ha formado una estructura sólida que busca avanzar en el ámbito competitivo.

La selección cristiana argentina, anterior a la fundación de ACFA, ya había dejado huella al ganar la Copa América en 2014 y participar en un Mundial.


En un club donde la fe y el fútbol convergen, se practican valores que van más allá del deporte.

Las charlas en el vestuario no solo abordan tácticas y estrategias, sino que también incluyen enseñanzas bíblicas.

Cardozo menciona que, antes de cada entrenamiento, se comparten versículos que guían su comportamiento tanto dentro como fuera del campo, fomentando así el respeto y la solidaridad entre los jugadores.

Con una estructura que abarca 22 provincias y un total de alrededor de 300 equipos competidores en diversas categorías, la ACFA se ha convertido en un fenómeno en crecimiento.

No se trata únicamente de un club deportivo, sino de una comunidad que busca transformar las vidas de sus miembros a través del deporte y la fe.

A medida que el equipo se prepara para su participación en los torneos de la AFA, queda claro que la ACFA tiene no solo un plan deportivo, sino también un mensaje social y espiritual que pretende abarcar un amplio espectro de la sociedad argentina.

Con casi 8 millones de evangélicos en el país, la ACFA se proyecta optimista hacia el futuro, buscando no solo triunfos en el campo, sino también la formación de individuos íntegros y solidarios.

A medida que avanza la temporada y se incrementa la intensidad de la competencia, el futuro de la ACFA es emocionante y promete ser una amalgama de fe, comunidad y pasión por el fútbol.

La historia de esta asociación ilustra cómo el deporte puede ser un motor de cambio y unidad en la sociedad.