El emblemático hincha Manuel Cáceres Artesero, conocido como 'Manolo el del Bombo', falleció a los 76 años tras una larga trayectoria acompañando a la selección española en diez mundiales. Su vivo espíritu y pasión por el fútbol lo convirtieron en un ícono de la afición española, dejando un legado que perdurará en la historia del deporte.

Este jueves 1 de mayo, el mundo del fútbol en España despide a uno de sus personajes más queridos y recordados: Manuel Cáceres Artesero, conocido popularmente como 'Manolo el del Bombo'.
A los 76 años, tras enfrentar problemas respiratorios, Manolo partió dejando tras de sí una huella imborrable en la historia de la afición española y en los vestigios culturales del deporte.
Nacido en San Carlos del Valle, en la provincia de Ciudad Real, Manolo fue durante décadas un símbolo de pasión y devoción por el fútbol. Su carácter festivo, su boina y, sobre todo, su inseparable bombo, con el cual animaba a la selección española en diversos partidos, lo elevaron a una categoría casi mítica.
No solo animó a la Roja en partidos oficiales, sino que también fue testigo de los momentos más importantes del fútbol español en los últimos cuarenta años.
Desde su primer viaje como aficionado en 1979, cuando acompañó a España en un encuentro contra Chipre, su entusiasmo fue en aumento. Su presencia se hizo inseparable en los mundiales donde acudió: México 1986, Italia 1990, EE.UU. 1994, Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018. Además, participó en ocho Eurocopas y en diversos partidos amistosos, convirtiéndose en un símbolo de la pasión popular por la selección.
Su entusiasmo fue tal que en 1983 fue honrado por el rey Juan Carlos I, quien le entregó una placa por su dedicación al deporte. Sin embargo, su presencia en el mundial de Qatar 2022 se vio frustrada por serios problemas económicos y una falta de apoyo por parte del fútbol profesional español.
Dani Olmo impulsa al Barcelona con un gol decisivo en la lucha por el título de La Liga
El FC Barcelona logra una importante victoria en su camino hacia el título de La Liga tras vencer a Mallorca con un gol de Dani Olmo. La diferencia con el segundo clasificado, el Real Madrid, se mantiene en siete puntos a falta de cinco jornadas.A pesar de ello, su espíritu permaneció vivo, y el último partido que vio en vivo fue en marzo, en Valencia, contra Países Bajos, donde recibió un caluroso homenaje.
A lo largo de los años, Manolo perdió su bar, 'Tu Museo Deportivo', en Valencia, debido a restricciones sanitarias, pero su legado permaneció intacto.
Gracias a una campaña en Internet, pudo recibir ayuda económica de aficionados anónimos, aunque lamentaba la falta de apoyo de los clubes y futbolistas que tanto admiraba.
La historia de Manolo también conecta con otros ejemplos similares en el mundo del fútbol, recordando a figuras como Tula en Argentina, símbolo de una pasión sin límites por su país.
La historia personal de Manolo se mezcla con la historia misma del fútbol español, erosionada solo por las dificultades económicas y los vaivenes del deporte profesional.
En su memoria, se prevé que su ataúd sea enterrado en Huesca, ciudad donde también se le recuerda por su fervor y fidelidad a los clubes como el Huesca, Zaragoza y especialmente el Valencia, club que siempre apoyó con entusiasmo.
Su historia perdurará como ejemplo de que el fútbol es mucho más que un deporte: es unión, pasión y cultura que trasciende generaciones.
Con su partida, España pierde a un testimonio vivo de la pasión popular, y su legado será recordado como un símbolo del fervor futbolístico que une a millones en cada rincón del país.
Manolo, el del bombo, siempre será recordado como un ícono de la afición y la alegría que el fútbol puede aportar a la vida de las personas.