En un encuentro disputado en el Gigante de Arroyito, River Plate logró una victoria de 1-0 frente a Racing Club, asegurando su pase a las semifinales de la Copa Argentina. El partido estuvo marcado por un juego directo, mucha pasión y un escenario de intensa confrontación física, donde la estrategia y el carácter jugaron un papel fundamental.

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Con un juego que no fue particularmente técnico ni vistoso, pero sí marcado por la garra y la entrega, el conjunto de Núñez avanzó a la siguiente fase del torneo, donde enfrentará a Independiente Rivadavia de Mendoza.

El partido no será recordado por la calidad del fútbol desplegado, sino por el carácter y la intensidad que ambos equipos demostraron desde el primer minuto.

Marcelo Gallardo, entrenador de River, insistió en la necesidad de jugar con coraje y pasión, mensajes que sus jugadores entendieron y plasmaron en el campo.

La estrategia del equipo rosarino consistió en aguantar con disciplina y aprovechar alguna oportunidad de contragolpe, siendo Maximiliano Salas, en su primer partido contra sus excompañeros, quien marcó el único tanto del encuentro.

El gol fue tempranero y llegó tras una rápida corrida de Facundo Colidio en la espalda de la defensa de Racing. El exjugador de Tigre sirvió un centro preciso a Salas, que no celebró con euforia por respeto al rival, pero sí con corazón, en homenaje a su historia personal.

Ese tanto pareció condicionar el resto del partido, llevando a River a adoptar una postura más conservadora, cerrando los espacios y dejando que el equipo de Gustavo Costas intentara sin éxito romper la igualada.

El duelo se tornó en un festival de pelotazos, una elección táctica que Racing conocía bien y que supo aprovechar en varias ocasiones. El juego directo predominó, con envíos largos a los delanteros y luchas en cada jugada. Racing se mostró más cómodo en ese estilo, pero no logró concretar peligros en el arco defendido por Franco Armani, quien tuvo una actuación sólida.

En el aspecto táctico, Gallardo modificó el esquema en el complemento, ingresando a Nacho Fernández para fortalecer el mediocampo y formar un 5-3-2.

Este ajuste permitió a River mantenerse firme en defensa y controlar mejor las acciones. Por su parte, Racing intentó con más pelotazos y algunas incursiones de Tomás Conechny y Lucas Brunetta, pero sin claridad ni profundidad.

Uno de los momentos destacados fue la actuación de Colidio, quien con sus desbordes por derecha generó peligro en varias ocasiones. En una de ellas, estuvo a punto de ampliar la diferencia, pero su disparo se fue desviado. También hubo incidentes, como una falta fuerte de Maravilla Martínez que ameritó advertencia, y un codazo que pudo haberle costado la tarjeta roja.

El compromiso se convirtió en un duelo de nervios y resistencia, con muchos enredos y enfrentamientos en las zonas de disputa. La intensidad en cada pelota dividida evidenció la importancia del pase y la lucha física, en un contexto donde la técnica quedó en segundo plano.

Para River, ganar representó una cuota de aire para recuperar confianza tras un año difícil, marcado por altibajos en el torneo local e internacionales.

Para Racing, la derrota fue un llamado de atención, especialmente pensando en su próximo compromiso en la Copa Libertadores frente a Flamengo, uno de los equipos más fuertes del continente.

Sino también reafirma que en el fútbol argentino

La victoria de River no solo simboliza su avance en la competición, sino también reafirma que en el fútbol argentino, la pasión y la entrega todavía pesan mucho más que la belleza del juego.

En conclusión, el encuentro mostró una vez más que en el deporte más popular de Argentina, la fuerza de voluntad y el espíritu de lucha pueden ser decisivos, incluso por encima de la técnica.