Un repaso a la histórica rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost, sus tensiones y el impacto en la Fórmula 1.
La Fórmula 1, reconocida por su velocidad y competencia feroz, también es célebre por las rivalidades que han marcado su historia.
Entre estas, la relación entre Ayrton Senna y Alain Prost se erige como una de las más icónicas y cargadas de tensión en la categoría.
El punto de inflexión en su historia se sitúa el 23 de abril de 1989, durante el Gran Premio de San Marino, en el famoso circuito de Imola, donde lamentablemente Senna perdió la vida tres décadas después.
Senna y Prost, compañeros en la escudería McLaren en 1988 y 1989, comenzaron su relación con una conexión notable.
Prost, quien ya corría con McLaren desde 1984, fue instrumental en la llegada del brasileño a la escudería.
Alain convenció al jefe del equipo, Ron Dennis, de que el talento de Ayrton era excepcional.
“Tienes que elegir a Ayrton, es el piloto con más talento”, fue su recomendación.
La primera temporada fue de ensueño para Senna, quien se alzó con el título, pero las tensiones comenzaron a aflorar.
Prost, sintiéndose desplazado por la preferencia de Honda -el proveedor de motores de McLaren- hacia Senna, comenzó a detectarlas en el ambiente de trabajo.
“No se trataba de que él hubiera ganado, sino de que Honda estaba claramente apoyando a Ayrton”, reveló Prost años más tarde, recordando sus inquietudes.
La relación que alguna vez fue cordial comenzó a deteriorarse, especialmente tras el Gran Premio de San Marino de 1989.
Durante la carrera en Imola, un acuerdo tácito entre ambos pilotos se rompió. Tras una interrupción por un accidente, Senna y Prost hicieron un pacto donde, quien llegara primero a la curva Tosa, tendría prioridad.
Senna, quien partía desde la pole, mantuvo su posición, pero al relanzarse la carrera, Prost logró superar al brasileño, quien posteriormente se recuperó y, al fin, ganó. Este hecho elevó las tensiones, y Prost declaró que las reglas de Ayrton eran confusas y cambiaban a su favor.
La animosidad creció exponencialmente con el tiempo.
La rivalidad explotó aún más en el Gran Premio de Japón en 1989. Con el título en juego, un toque entre ambos pilotos los dejó incapacitados fuera de la carrera.
Mientras Prost aprovechó la sanción posterior a Senna para consagrarse campeón de aquel año, este último se quejaba de manipulación del campeonato por parte de la FIA. Prost se marchó de McLaren a Ferrari, mientras que Senna continuó desafiando la competencia en la Fórmula 1.
En 1990, la historia volvió a repetirse en Japón con un choque en la primera curva que dejó a ambos fuera de la carrera, asegurando el título de campeón para Senna.
La rivalidad se intensificó tanto que Prost se convirtió en 'el enemigo' en Brasil, y tuvo que ser escoltado por la policía en varias ocasiones.
Las tensiones se mantuvieron hasta el retiro de Prost en 1993.
A pesar de sus diferencias, al retirarse Prost, ambos comenzaron a reconstruir una relación.
Compartían conversaciones sobre temas de seguridad en la Fórmula 1, algo que preocupaba mucho a Senna.
Trágicamente, el 1 de mayo de 1994, horas antes de que Senna sufriera un fatal accidente, ambos habían hablado por teléfono.
En el funeral de Senna, Prost asistió, dejando claro que su historia era indisoluble, un legado que sigue resonando en el deporte.
"Nuestra historia está completamente ligada", reflexionó Prost, resaltando la complejidad y lo inolvidable de aquella rivalidad.