Se vislumbra el retorno del Gran Premio de Argentina a la Fórmula 1 en 2027, un evento que tuvo su última edición en 1998. La historia de esta competencia está marcada por su significado en el contexto político del país.
El Gran Premio de Argentina podría hacer su regreso a la Fórmula 1 en 2027, según las declaraciones recientes de Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deporte del Gobierno de Javier Milei.
Este regreso se hace posible gracias a un cambio en las fechas de otro evento en una ciudad diferente, lo que ha llevado a técnicos internacionales a realizar un relevamiento en el autódromo local.
Desde el 2 de abril de 1998, fecha de la última carrera, el interés por el automovilismo en el país ha resurgido, sobre todo con la aparición del joven piloto Franco Colapinto, un talento local que ha capturado la atención tanto de los aficionados como de los organizadores del evento.
El Gran Premio de Argentina ha sido parte del calendario de la Fórmula 1 en cuatro ocasiones durante la dictadura militar entre 1976 y 1983, comenzando por su primera edición el 9 de enero de 1977. Esta carrera no estuvo exenta de controversias, ya que, a pesar de las adversidades políticas y sociales, la competencia se llevó a cabo.
En ese momento, el país vivía uno de los episodios más oscuros de su historia, marcado por la represión y el terrorismo de Estado.
Recordemos que en diciembre de 1976, a solo 18 días de la carrera, se hizo el anuncio de que el Gran Premio se llevaría a cabo a pesar de la incertidumbre que lo rodeaba.
La organización tuvo que movilizar grandes sumas de dinero para cubrir los gastos del evento, incluyendo 600,000 dólares aproximadamente (aproximadamente 546,000 euros) solo para ser anfitrión.
La complicación económica de la época se vio reflejada en los altos precios de las entradas, que alcanzaban los 350,000 pesos de aquel tiempo, lo que equivaldría hoy en día a una cifra aún superior en euros, considerando la inflación y el contexto económico actual.
Aquel día de enero, el calor extremo y la presencia de fuerzas de seguridad armadas caracterizaban el ambiente en el autódromo.
A pesar de que el evento no se llenó de espectadores debido a los costos de entrada, los apasionados lograron asistir y vivir una experiencia única.
Las entrevistas de la época revelan cómo los fanáticos se sacrificaron económicamente para no perderse la oportunidad de ver a sus ídolos en acción, como Carlos Reutemann, que logró un destacado tercer puesto, aunque la victoria fue para el piloto sudafricano Jody Scheckter con su auto Wolf WR1, un triunfo inesperado en medio de un clima de tensiones políticas.
En los años posteriores, la historia de este Gran Premio se ha convertido en una anécdota recordada con nostalgia y se ha convertido en un símbolo de la resistencia del automovilismo en Argentina.
Con el posible regreso de la Fórmula 1 en 2027, se espera que esta historia continúe y se escriban nuevas páginas en el automovilismo argentino.
Los amantes del deporte siguen soñando con revivir la emoción de un Gran Premio local, llevando de la mano el legado del pasado y la esperanza del futuro.