El Dakar busca revivir sus inicios con la nueva modalidad 48 Horas Chrono, donde los competidores enfrentan condiciones extremas en el desierto.

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El Dakar, una de las competencias más desafiantes del mundo, ha decidido dar un paso atrás en el tiempo, buscando revivir sus orígenes en el norte de África.

Este evento extremo es conocido por poner a prueba tanto a sus pilotos como a los vehículos en condiciones duras y exigentes. Con más de 8000 kilómetros de recorrido, la organización del Dakar ha establecido una nueva modalidad llamada 48 Horas Chrono, que se asemeja a los desafíos que enfrentaban los primeros competidores, quienes cruzaban desiertos inhóspitos sin las comodidades tecnológicas actuales.

En este segmento, los competidores están distribuidos en seis campamentos en el desierto, donde, tras una intensa jornada, deben pasar la noche bajo condiciones austeras.

Sin lujos, se enfrentan a la intemperie, durmiendo en carpas, con raciones de alimentos limitadas y un fogón para preparar su cena. Este regreso a lo básico refleja lo que significaba realmente competir en el Dakar de antaño, donde el espíritu de aventura era primordial.

Skyler Howes, el piloto que representa a Honda, compartió anécdotas sobre su experiencia en la etapa de Bisha, el campamento más meridional de este trayecto.

Este formato ha permitido a muchos competidores vivir una experiencia singular, alejada del confort habitual de las competiciones modernas. Manu Andujar, que ha sido campeón en dos ocasiones en la categoría de quads, ahora compite en vehículos Side by Side. Describió su campamento como un lugar lleno de camaradería, donde se intercambiaron historias y risas, alejados del estrés de la carrera.

Se compartieron momentos divertidos como el de Santiago Rostán, quien relató cómo dos competidores chinos no lograron armar sus carpas, utilizando instrucciones que solo ellos podían entender.

Este tipo de anécdotas han contribuido a crear un ambiente distendido entre competidores que, a pesar de la alta competencia, disfrutan de la camaradería.


Sin embargo, la lucha por el podio sigue su rumbo. Juan Cruz Yacopini, un piloto mendocino, se destacó en la categoría Ultimate, alcanzando el cuarto lugar en una etapa que superó los 1000 kilómetros.

A pesar de las dificultades, como utilizar los mismos neumáticos durante gran parte del recorrido, mostró su determinación y preparación, destacando que todo este esfuerzo se realizó en un año de intenso entrenamiento.

Mientras tanto, el lituano Rockas Baciuskas se coronó como el ganador de esta misma etapa. En otra noticia relevante, el renombrado Carlos Sainz, tras sufrir un accidente, fue excluido de la competencia por daños en su vehículo que incurrieron en violaciones a las normas de seguridad establecidas por la FIA.

La categoría Challenger también presenta un interesante desarrollo, con Nicolás Cavigliasso manteniéndose a la vanguardia, a pesar de haber enfrentado sanciones por exceder límites de velocidad.

A su vez, David Zille, Manu Andujar y Jeremías González Ferioli, aunque ya fuera de contienda por el título, continúan acumulando experiencia valiosa en esta prueba extrema.

En el ámbito de las motos, el australiano Daniel Sander ha conseguido mantenerse en primer lugar en la clasificación general, demostrando su destreza en el diseño de su KTM.

Por su parte, Luciano Benavídes y su hermano Kevin, este último ganador en dos ocasiones del Dakar, vinculan sus esfuerzos en la competencia a las serias limitaciones que enfrenta Kevin debido a una lesión en el brazo.

Esta situación ha enfatizado la verdadera esencia del Dakar, donde cada piloto aporta su máximo, enfrentando tanto situaciones adversas como sus propios límites personales.

Con la tercera etapa programada para el martes, que va de Bisha hacia Al Henakiyah en un recorrido total de 848 kilómetros, el desafío de esta edición del Dakar no hace más que intensificarse.