Saúl Álvarez logró retener sus cinturones mundiales en una pelea en Riad que destacó por su escaso espectáculo y poca acción, dejando una historia particular en el mundo del boxeo.

El mundo del boxeo, reconocido por sus combates apasionantes y llenos de acción, también ha sido escenario de espectáculos menos inspiradores. La reciente pelea entre Saúl Álvarez y William Scull en Riad, Arabia Saudita, se inscribe en ese rubro, dejando una huella por la falta de intensidad y por la naturaleza insólita de la contienda en sí.
Saúl Álvarez, conocido popularmente como Canelo, reafirmó su dominio en la categoría de peso supermediano al vencer por decisión unánime al cubano William Scull tras 12 asaltos rutinarios.
Los jueces puntuaron la pelea con tarjetas de 115-113, 116-112 y 119-109 en favor del mexicano, que ya poseía las coronas del Consejo Mundial de Boxeo, la Asociación Mundial de Boxeo y la Organización Mundial de Boxeo.
Además, con esta victoria, Álvarez recuperó el cinturón de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que había renunciado en 2024 para evitar enfrentarse al retador oficial, Scull.
Con este triunfo, el boxeador mexicano suma un récord de 63 victorias, dos derrotas y dos empates, con 39 nocauts en su carrera. Por su parte, William Scull, de 32 años, sufrió su primera derrota en 24 peleas, dejando su racha invicta de 23 combates.
Lo que realmente perdurará en la memoria de los aficionados al boxeo será la mediocridad del combate. Scull, con un estilo escurridizo y muy confiado en su juego de pies, fue incapaz de contraatacar los golpes de Canelo, quien a su vez mostró frustración por no haber logrado imponer su ritmo en el ring.
La pelea se convirtió en una exhibición de pasividad, siendo uno de los combates con menos golpes lanzados en la historia del sistema CompuBox, que lleva 40 años registrando estadísticas del deporte.
Durante los 12 asaltos, los luchadores combinaron sólo 445 golpes en total, lo que representa un promedio sumamente bajo. Canelo lanzó 152 golpes, de los cuales conectó 56, con una efectividad del 36,8%. Scull, por su parte, lanzó 293 golpes y conectó 55, con solo un 18,8% de efectividad. Este nivel de pasividad rompió récords anteriores y refleja un combate donde prevalecieron la cautela y la estrategia defensiva, en detrimento del espectáculo.
Especialistas y fanáticos recordarán la pelea como uno de los encuentros más tibios en la historia reciente del boxeo profesional. La poca cantidad de golpes y la estrategia de no arriesgar demasiado fueron calificadas como un espectáculo frustrante, aunque la victoria de Álvarez fue clara en los puntos.
Este combate también fue histórico por la hora en que se disputó, a las 6 de la mañana en Arabia Saudita, una decisión tomada para ajustarse al horario central en Estados Unidos y México.
La pelea, sin embargo, generó debates sobre la calidad del espectáculo ofrecido. La pelea entre Wilder y Joseph Parker en diciembre de 2023, con 459 golpes en total, fue anteriormente considerada como una de las menos activas en relación a la cantidad de golpes lanzados en un combate a 12 asaltos.
Álvarez no ocultó su molestia con la calidad del combate, expresando su disgusto por la actitud de Scull, a quien calificó como un peleador que solo busca sobrevivir y no ganar.
A pesar de lo sentenciado por la calidad del enfrentamiento, el mexicano mantiene su lugar en la historia del boxeo y continúa con el objetivo de ofrecer peleas más emocionantes y memorables.
Este combate fue el primero de cuatro que Álvarez tiene acordados con Turki Alalshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento en Arabia Saudita.
Aunque no está oficializado, ya se conoce la fecha y el rival para el próximo enfrentamiento: el sábado 13 de septiembre en el Allegiant Stadium de Las Vegas, contra el invicto estadounidense Terence Crawford, que se trasladaría a la categoría superwélter para desafiar a Canelo.
Saúl Álvarez, con una carrera llena de logros y récords, sigue dejando su huella en la historia del deporte. Aunque enfrentó un combate poco espectacular, su victoria reafirma su estatus y su deseo de seguir batiendo récords, luchando contra adversarios cada vez más destacados.
Sin duda, el boxeo necesita más peleas llenas de acción y menos de pasividad, pero en esta ocasión, la historia será recordada por la mediocridad del espectáculo, más que por la emoción en el ring.