Un partido que prometía ser fácil para Boca se complicó en el último minuto, dejando a los jugadores y a los aficionados con una sensación amarga.
El encuentro entre Boca Juniors y Rosario Central comenzó de manera prometedora para el equipo dirigido por Diego Martínez, ya que en los primeros 15 minutos lograron poner el marcador 2-0 a su favor.
Cristian Lema inauguró el marcador con un impresionante tiro libre que recordó a las legendarias ejecuciones de Juan Román Riquelme, y posteriormente, Brian Aguirre, uno de los nuevos refuerzos, aumentó la ventaja.
Sin embargo, el destino le tenía reservado un giro inesperado a Boca en esta jornada.
A medida que se acercaba el final del partido, la situación comenzó a complicarse.
En una jugada que dejó a más de uno con el aliento contenido, Jaminton Campaz logró el descuento para los visitantes en el tiempo de descuento, lo que generó una presión agobiante sobre el equipo local.
Lo peor estaba por venir.
En los compases finales, otro revés se cernió sobre el conjunto xeneize.
Luis Advíncula, quien ya había sido objeto de críticas por su actuación en octavos de final de la Copa Sudamericana contra Cruzeiro, volvió a errar en un momento clave.
El defensor peruano cometió una falta dentro del área al derribar a Enzo Copetti, resultando en un claro penal.
Sin embargo, el árbitro Jorge Baliño no sancionó la falta.
Esta decisión dejó a los jugadores de Rosario Central, así como a sus hinchas, clamando por justicia.
El desempeño de Baliño fue cuestionado en diversas ocasiones durante el partido.
En particular, su falta de reacción ante un desafortunado tackle de Mauricio Martínez sobre Marcelo Saracchi generó controversia y acaloradas discusiones entre los aficionados y en los medios.
A medida que transcurrían los minutos y el tiempo adicionaba intensidad a la confrontación, Boca parecía cada vez más agobiado, incluso llegando a necesitar el pitido final para asegurar al menos un punto en su propia casa.
Este resultado dejó a Boca Juniors reflexionando sobre su juego, especialmente en el segundo tiempo, en el que el equipo lució desmejorado y pidiendo la hora.
La hinchada, que esperó salir festejando, terminó con un sabor agridulce, sintiéndose frustrada por el resultado que les privó de una victoria que parecía asegurada.
Con este empate, Boca enfrenta nuevas interrogantes a medida que avanza la temporada.
Desde la llegada de nuevos jugadores y las expectativas que conllevan, la presión aumenta para el cuerpo técnico y la plantilla, que deberán encontrar la manera de mantener la competitividad en el torneo local y en sus compromisos internacionales futuros.
La historia reciente de Boca está llena de altibajos, y este partido solo añade un capítulo más a su ya rica historia en el fútbol argentino.
Las emociones en La Bombonera siempre están a flor de piel, y esta noche no fue la excepción.