El club de la Ribera se enfrenta a la reestructuración del equipo tras la renuncia de su entrenador, Diego Martínez, y la posible salida de varios jugadores clave.
Tras la reciente salida de Diego Martínez como entrenador, Boca Juniors se encuentra en una encrucijada que ha puesto la mirada en su vicepresidente, Juan Román Riquelme, y en la actuación de los jugadores en el campo.
Mientras se espera la Copa Argentina, que abre las puertas a la Copa Libertadores 2025, el Consejo de Fútbol ha comenzado a tomar decisiones importantes sobre el futuro del equipo.
Se plantea que Sergio Romero y Pol Fernández muy probablemente no volverán a vestir la camiseta de Boca, y hasta Marcos Rojo podría estar en la misma situación si continúa el ciclo de bajas en el plantel.
La relación entre Riquelme y los jugadores ha sido siempre tensa, y ha sido conocida su determinación.
En el pasado, mostró su descontento de manera pública, lo que dejó huella en el comportamiento del plantel.
A pesar de no ser abiertamente crítico, él ha dejado claro que la responsabilidad recae principalmente en los futbolistas, quienes son los que entran al campo y deben implementar su juego.
El fin de semana pasó, y tras la derrota ante Belgrano, Riquelme se dirigió brevemente al plantel, subrayando la importancia de la autoevaluación.
“Mañana libre, el lunes entrenan.
Este es un momento para reflexionar”, fueron sus palabras, que insinuaron la inminente necesidad de realizar cambios profundos.
Solo Edinson Cavani, quien ha asumido un rol más protagónico en los últimos partidos, abordó la situación en público.
Con el brazalete de capitán, Cavani comentó: “No encontramos el buen funcionamiento.
Debemos trabajar y ser conscientes de nuestra situación”.
La renuncia de Martínez, anunciada en el vestuario, refleja la presión que siente el cuerpo técnico ante el rendimiento del equipo en la Liga.
El uruguayo admitió que el plantel es responsable de la situación actual del club, un reconocimiento que faltó por parte de otros jugadores significativos.
En cuanto a Sergio Romero, su comportamiento ha llevado a la directiva a considerar su salida.
Su salida fue oficial durante la tarde del Superclásico, tras un altercado con hinchas.
Mientras tanto, Pol Fernández ha visto su rol reducido y no se ha encontrado en los planes de Riquelme, quien le ha comunicado su decisión de no usarlo más, lo que ha generado descontento en el entorno del jugador.
Su contrato culmina el 31 de diciembre, y ya ha hecho público su deseo de no continuar.
Marcos Rojo también ha caído en la lista de jugadores cuestionados.
Desde su llegada en 2021, ha registrado más ausencias que participaciones en el equipo, siendo titular en apenas 20 de los 45 partidos que se disputaron bajo Martínez.
Su rendimiento en el último Superclásico dejó mucho que desear, y ahora, con una nueva molestia, su futuro se plantea incierto.
Los nuevos fichajes, aunque presentan potencial, aún deben consolidar su rendimiento en el club.
A pesar de la promesa mostrada por algunos jugadores, como Milton Giménez, los restantes parecen no encontrar su lugar en el esquema presentado por Riquelme.
La presión sobre Riquelme es palpable, y el próximo ciclo de partidos será decisivo para definir el rumbo que seguirá Boca Juniors en el futuro inmediato.