El piloto mendocino Julián Santero relata su experiencia tras consagrarse campeón de Turismo Carretera y comparte su travesía personal en el automovilismo.

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Julián Santero, el piloto mendocino de 31 años, se ha transformando en el nuevo campeón de Turismo Carretera (TC) en Argentina. Sin embargo, su alegría y victoria también vienen acompañadas de un rasgo particular: no pudo llevar consigo la copa de campeón tras su reciente victoria en el Autódromo Roberto Mouras, donde se definió el campeonato.

Su compañero de equipo y amigo, Mauricio Tucci, se ha adueñado de todos los trofeos de Santero con la promesa de que esos objetos serán devueltos una vez que él termine de construir su museo en Mendoza.

La decisión de Santero de ceder tales trofeos evidencia su enfoque en la felicidad futura y en la historia que está construyendo dentro del automovilismo argentino.

Cuando se le preguntó acerca de la experiencia de ser el nuevo campeón del TC, Santero confesó que aún no ha procesado del todo su triunfo. "Sé que soy campeón, pero todavía estoy absorbiendo esa inmensa alegría y el ansia de soltarlos después de tantos años de lucha", dijo. Sus inicios se remontan a los siete años, cuando comenzó a correr en karting por la influencia de su padre. Los sacrificios comenzaron ahí; su familia dedicó innumerables horas de viaje y recursos para apoyarlo en su carrera.

"Los domingos viajábamos toda la noche para llegar a la carrera, y el lunes ya estábamos de regreso al trabajo. No fue fácil, pero el automovilismo siempre fue mi gran pasión", recordó Santero. El camino hacia el éxito nunca fue lineal. Tras varios tropiezos y experiencias difíciles que incluían la falta de presupuesto en distintos momentos, finalmente logra llegar al podio.

Santero se convirtió en el primer campeón mendocino en la historia del TC, un reconocimiento que lleva consigo una mezcla de orgullo y desafíos. "Ser de Mendoza presentó sus complejidades, vida lejos de mis amigos y familia. Pero cada sacrificio valió la pena", comentó con gratitud.

Reflexionando sobre su carrera, Santero habló sobre la diferencia entre ser un piloto que busca financiamiento y ser un competidor contratado. "Cuando el financiamiento deja de ser un problema, puedes dedicarte plenamente al deporte. Te permite concentrarte en lo que realmente importa: el rendimiento y la relación con tu equipo", mencionó.

En cuanto a su futuro, santero enfatiza que su meta es clara: volver a ganar el campeonato. "Lo único que me motiva es luchar por el título otra vez", afirmó. Además, hay conectividad con otros pilotos argentinos, como Franco Colapinto, quien lo contactó para felicitarlo tras su victoria, reflejando una camaradería entre ellos.

Una anécdota interesante es que, al inicio de su trayectoria, Santero vivía en Puerto Madero con un amigo y enfrentó momentos económicos difíciles.

"No tenía para comer, vivía de favor. Pero gracias a amigos y familiares pude salir adelante. Esa red de apoyo es crucial", recordó.

En la actualidad, Santero no solo busca realizar un buen desempeño en la pista, sino llevar la imagen del automovilismo argentino al todo el mundo. Desearía tener la oportunidad de competir en escenarios internacionales, un sueño que guarda de su juventud. "Siempre quise ser parte de esas competiciones, y si tuviera 20 años volvería a intentar", confiesa.

En resumen, Julián Santero es más que un campeón; es símbolo de perseverancia, de sueños cumplidos y de la rica tradición del automovilismo argentino.

Con una copa en su futuro y una historia que contar, espera continuar su viaje en este deporte que tanto ama.