En Jamaica, un grupo de jóvenes atletas aspira a seguir los pasos de legendarias figuras del atletismo como Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser-Pryce, en un entorno lleno de pasión y competiciones.

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En una soleada mañana de abril, la atmósfera en Kingston se llena de emoción mientras un grupo de niños, entre risas y gritos, participan en una competencia de atletismo.

Entre ellos se encuentra Anastasia, de 11 años, que tras una intensa carrera de 300 metros finalmente se detiene para tomar un sorbo de agua. Este tipo de eventos se ha vuelto habitual en la capital jamaicana, una nación que sigue inundando el mundo del deporte con sus velocistas. El entrenador juvenil Shanti Blake, que también fue un velocista con sueños de grandeza, asegura que muchos de estos niños tienen el mismo objetivo: convertirse en profesionales, seguir la senda de leyendas como Usain Bolt y Shelly-Ann Fraser-Pryce.

El evento no solo se trata de una competición; es una celebración de la rica historia del atletismo en Jamaica, que ha dado al mundo algunos de los mejores atletas de todos los tiempos.

De hecho, la tradición del sprint en la isla es tan fuerte que se remonta a varios décimos de años. Desde que los atletas jamaicanos comenzaron a destacar en los Juegos Olímpicos, su reputación ha crecido y ha inspirado a generaciones enteras.

Uno de los padres presentes, Joseph Heron, expresa su felicidad al ver a sus hijas Nayeli y Jaya participar. "Correr no solo las mantiene saludables, sino que también les abre puertas. Tal vez en el futuro tengan la oportunidad de obtener becas. El atletismo es un camino valioso en nuestra sociedad", comenta este padre, quien también destaca la importancia del deporte en la comunidad.

Para los más talentosos, el camino hacia el profesionalismo continúa en los Campeonatos Nacionales Masculinos y Femeninos, donde la competencia se intensifica año tras año.

Shanoya Douglas, de 17 años, se ha destacado recientemente al ganar primero los 100 metros y luego los 200 metros en un evento destacado, y su amor por la velocidad es palpable.

"Me encanta esa sensación de correr rápido y sentir el aire en la cara", afirma con entusiasmo.

Sin embargo, no todos los caminos conducen directamente al profesionalismo en Jamaica. Algunos jóvenes optan por estudiar en Estados Unidos, mientras que otros se unen a clubes profesionales como el MVP Track Club, cuya sede se encuentra en un antiguo estadio que se ha convertido en un centro de entrenamiento para atletas de élite.

Este club, dirigido por Stephen Francis, también es el hogar de campeones mundiales como Shericka Jackson. En el club, un ambiente de competencia lo rodea todo, y los atletas se enfrentan a rigores diarios para mantener su forma y buscar la grandeza. Nike, una de las principales marcas deportivas, también tiene la mirada puesta en Jamaica, buscando al próximo Usain Bolt para patrocinarlo.

El legado de los velocistas jamaicanos continúa, representado por figuras como Tia Clayton, quien ha sido reconocida por su talento y potencial. "Aquí, en Jamaica, la competencia es feroz. Siempre he querido ser como mis ídolos, y ahora me doy cuenta de que soy una inspiración para los más jóvenes", dice Tia con humildad.

Más atrás, en las gradas del estadio, el primer campeón mundial de Jamaica, Bert Cameron, observa el desarrollo de estas jóvenes promesas. Con su victoria en los 400 metros en 1983, Cameron marcó el inicio de una tradición que sigue cosechando éxitos. Mientras entrena a un adolescente, deja en claro que el legado de Jamaica en el atletismo continúa intacto. En esta pequeña isla del Caribe, la pasión por correr no solo produce velocistas, sino también una comunidad más saludable e inspirada.