Cataluña establece un ambicioso plan para reducir la dependencia de la lluvia y garantizar el suministro de agua a largo plazo.

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Cataluña ha iniciado un ambicioso programa que abarca desde este año hasta 2034, con el objetivo de transformar su gestión de recursos hídricos.

Este nuevo modelo busca reducir la dependencia de las precipitaciones, estimando que para el año 2030 se podrá asegurar que el 70% de la demanda de #agua provenga de procesos de #desalinización y regeneración de aguas.

Esto representa un avance significativo respecto al sistema actual, que históricamente ha estado vinculado a las lluvias. A lo largo de los próximos años, se prevé que este modelo de gestión permita la disponibilidad de 280 hectómetros cúbicos (hm3) de nuevo recurso hídrico, lo que, sin duda, tendrá un impacto positivo en la agricultura, la industria y el consumo doméstico.

De esta manera, #Cataluña se alinea con las directrices de sostenibilidad y adaptación al #cambio climático que son cada vez más urgentes a nivel global.

Las primeras medidas de este plan se implementarán antes de que termine el año. Entre ellas se destacan las mejoras en la potabilizadora de Empuriabrava, donde se destinarán aproximadamente 2,5 millones de euros para optimizar su funcionamiento y capacidad.

Se contempla la transferencia de agua regenerada desde la depuradora de Figueres hacia el río Muga

Adicionalmente, se contempla la transferencia de agua regenerada desde la depuradora de Figueres hacia el río Muga, punto donde se inyectarán 100 litros por segundo, una inversión total que alcanzará los 6 millones de euros.

Notablemente, esta estrategia también busca adaptarse a una realidad climática cambiante, que ha llevado a la región a enfrentarse a períodos de sequía más severos y prolongados en los últimos años.

En 2020, Cataluña enfrentó una de sus sequías más críticas, lo que evidenció la necesidad de diversificar las fuentes de suministro de agua. Las sequías han puesto en jaque diversas actividades económicas, como la agricultura y el turismo, haciendo vital la implementación de alternativas como la desalinización y el uso de aguas regeneradas.

La historia del suministro de agua en Cataluña se remonta a siglos atrás, cuando se comenzaron a construir embalses y sistemas de irrigación. Sin embargo, la región ha visto un cambio drástico en sus patrones de precipitación en las últimas décadas, lo que ha llevado a estudios y propuestas para modernizar su infraestructura hídrica.

Con este nuevo enfoque, se espera no solo incrementar la disponibilidad de agua, sino también promover un uso más eficiente de los recursos. En conclusión, el nuevo modelo de gestión del agua que Cataluña lanza representa un paso importante hacia la sostenibilidad, resiliencia y protección de un recurso esencial.

La combinación de tecnología, inversión y un enfoque proactivo frente al cambio climático sugiere que, en los próximos años, la región podrá enfrentar con mayor eficacia las inevitables variaciones climáticas y satisfacer las necesidades de sus habitantes.