Un repaso a las procesiones del Domingo de Ramos en Zaragoza, donde la alcaldesa y los ciudadanos vivieron una jornada marcada por la tradición y el ambiente festivo.

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Zaragoza ha vivido un Domingo de Ramos inolvidable, donde las 9 procesiones se desarrollaron bajo la atenta mirada de un cielo cambiante. La alcaldesa Natalia Chueca se unió a la celebración, participando en varias de las procesiones más emblemáticas, incluyendo la tradicional de 'las Palmas', organizada por la Cofradía de La Entrada, y la estación de penitencia de la hermandad de La Humildad.

La mañana comenzó con un ambiente festivo, un momento en el que los padrinos, madrinas y abuelos se encargaron de regalar palmas decoradas con chucherías a los niños, una tradición que se ha mantenido viva a lo largo de los años.

Este gesto simboliza no solo la llegada de la Semana Santa, sino también la unión familiar y la transmisión de valores a las nuevas generaciones.

La Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, que realizó su primera procesión en 1939, es una de las más antiguas y tradicionales de la ciudad.

Esta cofradía, estrechamente vinculada al colegio de los Maristas, se caracteriza por el uso de carracas, un instrumento que tocan los niños durante la procesión, además de los inevitables tambores y bombos que marcan el ritmo del evento.

Por la tarde, la alcaldesa Chueca continuó su participación en la estación de penitencia de la cofradía de La Humildad, una hermandad que fusiona la rica tradición aragonesa del tambor y el bombo con sus raíces andaluzas.

Los costaleros, en un despliegue de fuerza y devoción, llevaron los pasos de la procesión realizando dos levantás, un momento emocionante que siguió a la señal dada por la alcaldesa al llamador.

Además de Natalia Chueca, otros miembros del consistorio también hicieron acto de presencia en las procesiones, como las concejalas Pilar Cortés y Marian Orós, quienes participaron activamente en las procesiones de El Prendimiento y La Llegada.

Estas participaciones reflejan el compromiso de la corporación municipal con las tradiciones de la ciudad y su deseo de conectar con la ciudadanía en momentos de gran significado cultural y espiritual.

Las procesiones del Domingo de Ramos no solo son un evento religioso, sino que también representan la identidad cultural de Zaragoza, donde la música, los trajes tradicionales y la devoción se entrelazan para crear un ambiente único.

A lo largo de la historia, estas celebraciones han evolucionado, pero su esencia sigue intacta, uniendo a generaciones en un mismo espíritu de fe y alegría.

La Semana Santa en Zaragoza es un momento que trasciende lo religioso, convirtiéndose en una celebración de la comunidad y sus tradiciones.

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