La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, asiste a un evento en Bruselas para abordar los desafíos urbanos y promover la llegada de fondos europeos.

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La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, participa este miércoles 24 de enero en Bruselas en un evento promovido por la nueva presidencia belga de la Unión Europea que tiene como propósito marcar la política comunitaria para abordar los retos urbanos en los próximos años y priorizar la llegada directa de fondos europeos para hacer frente a las necesidades inversoras de las ciudades.

Al encuentro asisten 41 municipios, entre ellos solo dos españoles, Zaragoza y Barcelona, de los cuales la capital aragonesa será la única en intervenir con voz propia.

Será en una mesa redonda en la que Chueca debatirá sobre la agenda urbana europea junto al alcalde de Gante, Matías de Clercq; de Róterdam, Ahmed Aboutaleb; de Estrasburgo, Jeanne Barseghian; y de Tallin, Mihhail Kõlvart.

Como resultado del encuentro, se firmará la Declaración de Bruselas, un manifiesto conjunto de los alcaldes, redes y socios europeos para recordar la importancia de las grandes ciudades como socios e impulsores de los objetivos europeos y abogar por una fuerte dimensión urbana en la próxima programación de políticas europeas.

Los objetivos son garantizar que la dimensión urbana siga siendo una prioridad en la agenda política europea; promover un diálogo continuo entre las ciudades y las instituciones europeas; y adaptar las respuestas y experiencias locales europeas a los desafíos actuales relacionados con la resiliencia y las transiciones urbanas.


En este contexto, Zaragoza se ha posicionado como una de las 100 ciudades europeas reconocidas por su compromiso con la neutralidad climática, con la finalidad de conseguir entornos urbanos más saludables para la ciudadanía, ya que reducir la contaminación redunda en una mejor calidad de vida y menores riesgos de contraer enfermedades.

Así, la capital aragonesa se sitúa en un rol de vanguardia en la transición energética de las grandes ciudades, hacia un modelo urbano más respetuoso con el medio ambiente, que mejora la calidad de vida de las personas y que es capaz de atraer inversiones y talento para impulsar las políticas innovadoras necesarias para avanzar en este camino.

Algunos ejemplos son las medidas para electrificar el transporte público, cumplir con las directivas europeas en materia de descarbonización, impulsar la rehabilitación energética de viviendas, o mejorar la red de saneamiento y los procesos de gestión de residuos.