En la ciudad de Zaragoza, el intento de asalto por parte de las tropas carlistas al mando del general Cabañero en la madrugada del 5 de marzo de 1838 resultó ser un completo fracaso.

A pesar de lograr entrar por las puertas del Carmen y Santa Engracia, los zaragozanos no se quedaron de brazos cruzados y reaccionaron rápidamente.

Lanzaron muebles, trastos y enseres para crear barricadas y entorpecer el avance de los invasores.

No contentos con eso, formaron una tropa popular que, con tácticas guerrilleras, se defendió valientemente contra los carlistas, obligándolos finalmente a huir.

La proclama conservada en el Archivo municipal da fe de la resistencia zaragozana ante este intento de invasión en 1838.

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