La ciudad de València refuerza su compromiso en la reducción del desperdicio alimentario mediante iniciativas coordinadas y la participación en proyectos europeos, enfrentando uno de los mayores desafíos medioambientales y sociales.

La ciudad de València continúa consolidándose como un referente en la lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos, un problema global que, según estimaciones, afecta aproximadamente a un tercio de toda la producción alimentaria a nivel mundial.

En un contexto donde la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de recursos se vuelven cada vez más prioritarios, las autoridades locales destacan la importancia de la coordinación y la colaboración para afrontar esta problemática de manera efectiva.

El pasado 2 de octubre de 2025, el concejal de Mejora Climática y Eficiencia Energética, Carlos Mundina, participó en la clausura de una jornada importante celebrada en Mercavalència, centrada en la coordinación como clave para reducir las pérdidas y desperdicios alimentarios.

Durante el evento, que contó con visitas a las instalaciones de Mercavalència, una mesa redonda y la presentación de un informe elaborado por el Centro Mundial de València para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS), se abordaron múltiples acciones dirigidas a mejorar la gestión de los alimentos.

Supuestamente, la pérdida de alimentos tiene graves repercusiones en el medio ambiente, social y económico. Desde una perspectiva ambiental, se generan emisiones de gases de efecto invernadero, se agota la biodiversidad, y se consume una cantidad significativa de agua y energía en la producción y transporte de alimentos que finalmente no son consumidos.

En el aspecto social, se incrementa la inseguridad alimentaria, afectando a comunidades vulnerables, mientras que en el plano económico, los costos para las cadenas de suministro y los hogares aumentan, generando pérdidas millonarias.

En Europa, la problemática ha sido reconocida a nivel institucional, y presuntamente, varias ciudades del continente están implementando iniciativas similares.

València, en particular, ha mostrado un compromiso firme con la prevención y reducción del desperdicio alimentario, participando en diversos proyectos, campañas de comunicación y jornadas informativas.

La ciudad ha integrado en su estrategia acciones concretas como la promoción de bancos de alimentos, campañas de sensibilización y programas de recuperación de excedentes.

A nivel nacional, se ha aprobado en 2025 una nueva Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, que se percibe como una herramienta fundamental para avanzar hacia un sistema alimentario más justo y sostenible.

La ley establece obligaciones para productores, distribuidores y consumidores, promoviendo también la donación de excedentes y la reducción en la generación de residuos.

Supuestamente, la publicación presentada por el CEMAS recoge experiencias e iniciativas de 14 ciudades europeas que han logrado reducir significativamente sus niveles de desperdicio mediante acciones coordinadas y políticas públicas efectivas.

La publicación, titulada “Capacidad de las ciudades para prevenir y reducir la pérdida y el desperdicio alimentario”, busca servir de guía y referencia para otras urbes que deseen seguir el ejemplo.

El compromiso de València en este ámbito no solo responde a necesidades locales, sino que también forma parte de un esfuerzo global para mitigar el impacto ambiental y garantizar la seguridad alimentaria en un futuro cercano.

La colaboración internacional y la implementación de políticas integradas serán clave para lograr un cambio real y duradero en la gestión de los recursos alimentarios en las ciudades del siglo XXI.