El presupuesto aprobado para 2026 destina la mayor inversión en la historia del sistema de transporte de Nueva York, con más de 63 mil millones de euros para modernizar y ampliar la red de transporte público, beneficiando a millones de residentes y generando miles de empleos.

Recientemente, la gobernadora Kathy Hochul firmó una nueva legislación como parte del Presupuesto Aprobado para el año fiscal 2026, destinada a realizar inversiones transformadoras en la infraestructura de transporte en Nueva York.

Siguiendo su historial de liderazgo en inversiones en transporte colectivo, este presupuesto incluye las mayores inversiones en la historia del sistema de transporte de la ciudad, con un financiamiento completo del Plan de Capital de la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) por un valor de aproximadamente 63.000 millones de euros, correspondiente a los años 2025-2029.

Esta histórica inyección de fondos busca modernizar y ampliar la red de transporte público de la región, un sistema que ha sido clave para el desarrollo económico y social de Nueva York desde principios del siglo XX.

De hecho, los primeros trenes subterráneos comenzaron a operar en 1904, y desde entonces, la infraestructura ha sido un pilar fundamental para sostener el crecimiento de la ciudad.

Sin embargo, en las últimas décadas, la red ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo envejecimiento de trenes y vías, sistemas de señalización obsoletos y estaciones que requieren mejoras urgentes.

El Plan de Capital 2025-2029 busca arreglar estos problemas mediante una serie de inversiones en la renovación de trenes antiguos, modernización de las señales, expansión de la accesibilidad en estaciones, y la incorporación de autobuses eléctricos para reducir las emisiones contaminantes.

La cifra de inversión equivale a más de 63 mil millones de euros, una cifra que supera ampliamente los fondos destinados en años anteriores, y que refleja el compromiso de las autoridades con un sistema de transporte más eficiente, seguro y sustentable.

Este plan también contempla proyectos de expansión, como la extensión de la Línea de la Segunda Avenida, un proyecto que ha sido anhelado por décadas y que busca aliviar la congestión en el centro de Manhattan.

Además, se prevé la modernización de estaciones clave en diferentes distritos, incluyendo mejoras en accesibilidad para personas con discapacidad, una prioridad que ha sido respaldada por activistas y legisladores locales.

Diversos senadores estatales han expresado su apoyo a estos fondos, destacando que millones de residentes dependen diariamente del sistema de transporte para sus desplazamientos, trabajos y actividades cotidianas.

Por ejemplo, el senador Jeremy Cooney resaltó que estos fondos garantizarán un sistema moderno y preparado para el futuro, beneficiando tanto a pasajeros como a empleadores que dependen de contratos con la MTA.

Por su parte, el senador Brad Hoylman-Sigal afirmó que un sistema de transporte funcional es esencial para mantener la vitalidad de Nueva York y que estos fondos permitirán hacer estaciones accesibles, modernizar los sistemas de señalización para reducir los tiempos de espera y adquirir autobuses eléctricos que contribuyan a la mejora del medio ambiente.

La inversión también es vista como una oportunidad para crear miles de empleos en construcción, tecnología y servicios relacionados, estimulando la economía local y fortaleciendo la infraestructura de una de las ciudades más importantes del mundo.

La modernización de la red ayudará a reducir los tiempos de viaje, mejorar la seguridad y disminuir la huella de carbono, aspectos que han sido prioritarios en la agenda de las autoridades.

El apoyo de diferentes actores políticos y económicos refleja la importancia de estos fondos para mantener a Nueva York competitiva y sostenible. Además, se espera que estos proyectos mejoren significativamente la calidad de vida de los residentes, facilitando desplazamientos más rápidos, seguros y accesibles, y fomentando un crecimiento económico inclusivo.

En conclusión, esta inversión histórica en el transporte público de Nueva York marcará un antes y un después en la historia de la movilidad urbana, asegurando un sistema más moderno, eficiente y respetuoso con el medio ambiente para las futuras generaciones.