Más de 5,800 jóvenes de México y Estados Unidos han participado en el concurso 'México Canta por la Paz y contra las Adicciones', una iniciativa que busca fomentar contenidos musicales positivos y prevenir el consumo de drogas y la violencia.

Desde el pasado 28 de abril, el concurso binacional 'México Canta por la Paz y contra las Adicciones' ha registrado la inscripción de un total de 5,821 jóvenes, procedentes tanto de México como de Estados Unidos.

De estos, 4,578 son de diferentes estados mexicanos, mientras que 1,243 provienen de diversos estados estadounidenses. La convocatoria, promovida por la Secretaría de Cultura del Gobierno mexicano, busca impulsar una nueva generación de músicos que valoren contenidos que promuevan la paz y la sana convivencia, evitando la glorificación de la violencia y el consumo de drogas.

Este programa forma parte de una estrategia más amplia del gobierno para fortalecer la cultura de paz y prevenir las adicciones en la juventud, un problema que ha sido creciente en ambos países en las últimas décadas.

Históricamente, México ha enfrentado desafíos relacionados con la violencia vinculada al narcotráfico, mientras que en Estados Unidos, el consumo de sustancias ha sido un foco de preocupación en las últimas administraciones.

En este contexto, iniciativas como 'México Canta' buscan canalizar la creatividad juvenil hacia mensajes positivos.

El concurso, que aún tiene plazo para inscribirse hasta el 30 de mayo, se encuentra en su primera fase. Durante esta etapa, las y los participantes pueden enviar sus propuestas a través de la página oficial www.mexicocanta.gob.mx. La secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, destacó que no se trata de prohibir ciertos géneros musicales, sino de fomentar la diversidad y la innovación dentro de la música mexicana, que actualmente ocupa el décimo lugar en el mercado global.

Entre los géneros más inscritos se encuentran banda, norteño, música campirana, mariachi, bolero, tropical, duranguense y mexicana contemporánea, que incluye a los corridos.

La variedad refleja la riqueza y tradición de la música mexicana, que sigue siendo una de las más importantes en el mundo. Además, los datos muestran que la participación de jóvenes entre 24 y 29 años representa el 64% de los inscritos, sin predominancia de género, lo que indica un interés amplio y diverso.

Por regiones, los estados con mayor participación en México son Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Puebla, Nuevo León, Guanajuato, Veracruz, Baja California, Michoacán y Chihuahua.

En Estados Unidos, los participantes provienen principalmente de California, Texas, Carolina del Norte, Illinois, Oregón, Georgia, Utah, Arizona, Nueva York y Washington.

El proceso de selección se realizará en varias etapas. La primera, prevista para el 31 de mayo, será llevada a cabo por un jurado compuesto por destacados músicos y compositores de la música tradicional mexicana.

De esta fase surgirán 365 participantes, distribuidos con 10 por cada estado mexicano y 15 por cada región de Estados Unidos. La segunda etapa comenzará el 5 de julio, en modalidad virtual, y permitirá a los participantes competir desde sus lugares de origen.

La fase final, que será presencial, se llevará a cabo en siete espacios distribuidos en México y Estados Unidos, culminando con una gran final el 5 de octubre en Durango, una de las regiones más emblemáticas del país por su historia y tradición musical.

Este concurso no solo busca descubrir nuevos talentos, sino también fortalecer la identidad cultural mexicana, promoviendo la creatividad y el compromiso social entre los jóvenes.

La iniciativa también busca contrarrestar mensajes negativos que puedan estar asociados con ciertos géneros musicales o estilos que, en algunos casos, han sido utilizados para justificar la violencia o el consumo de sustancias.

En definitiva, 'México Canta por la Paz y contra las Adicciones' representa una apuesta por la juventud, la cultura y la paz, promoviendo mensajes constructivos a través de la música, un elemento fundamental en la historia y la identidad de México.

Con una inversión significativa en recursos y apoyo institucional, este tipo de programas buscan construir un futuro más esperanzador y libre de violencia y adicciones para las próximas generaciones.