El presidente Nicolás Maduro advierte sobre la presencia de buques y un submarino nuclear de EE.UU. cerca de Venezuela, comparando la situación con la crisis de misiles en Cuba hace más de 60 años.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, alertó este lunes sobre una presunta movilización militar por parte de Estados Unidos en las cercanías del país caribeño.
Según informó, ocho barcos militares estadounidenses, supuestamente cargados con aproximadamente 1.200 misiles y un submarino nuclear, estarían apuntando hacia Venezuela, lo que calificó como una amenaza que rememora la tensa situación de la crisis de misiles en Cuba en 1962.
Maduro afirmó en una rueda de prensa internacional que Venezuela enfrenta la mayor amenaza en su historia reciente, comparable a aquella crisis que casi llevó al mundo a una guerra nuclear en los años sesenta.
La comparación no es casual, ya que en aquel entonces, la Unión Soviética intentó instalar misiles nucleares en Cuba, provocando una confrontación que estuvo al borde del conflicto atómico entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Supuestamente, Estados Unidos ha decidido intensificar su estrategia de presión máxima, combinando acciones militares con campañas de sanciones económicas.
Maduro criticó duramente esta política, calificándola de “extravagante, inmoral y brutal”, y aseguró que la presencia de estos buques y el submarino apunta claramente a amedrentar a Venezuela.
El mandatario afirmó que su país ha respondido con máxima preparación para la defensa, en una señal de alerta ante la supuesta escalada militar.
El líder chavista también cuestionó la narrativa oficial de EE.UU., que supuestamente justifica el despliegue militar en el combate contra el narcotráfico. Maduro insistió en que Venezuela tiene un récord “intachable” en la lucha contra el tráfico de drogas, y que las acusaciones estadounidenses son solo una excusa para justificar su presencia en la región.
En su discurso, Maduro destacó que las comunicaciones entre Venezuela y Estados Unidos están actualmente en un estado crítico. El país cuenta con canales de diálogo, uno con John McNamara, encargado de Negocios interino de la Oficina Externa de EE.UU. para Venezuela, y otro con Richard Grenell, enviado especial del expresidente Donald Trump. Sin embargo, afirmó que estas vías están “malogradas” y “maltrechas”, en medio de la tensión actual.
A pesar de ello, el presidente venezolano aseguró que su país continuará trabajando en la recuperación de sus migrantes en el exterior, incluyendo a aquellos deportados por Estados Unidos, en un intento por fortalecer su estabilidad interna y mantener la soberanía frente a las supuestas amenazas externas.
Supuestamente, analistas internacionales consideran que la situación se asemeja a episodios pasados de confrontación en la región latinoamericana, donde Estados Unidos ha intervenido en varias ocasiones bajo diferentes pretextos.
La historia reciente también recuerda la invasión a Granada en 1983 y la intervención en Panamá en 1989, ejemplos de la política de Estados Unidos en la región en busca de mantener su influencia.
Hasta el momento, la comunidad internacional permanece atenta a la escalada de tensiones, mientras que Venezuela reafirma su postura de defensa soberana frente a lo que califica como una amenaza sin precedentes en los últimos 100 años en el continente americano.