La Academia Sueca otorga el Nobel de Química 2025 a científicos que han desarrollado estructuras metaorgánicas, abriendo nuevas posibilidades en la ciencia y la industria.
La Real Academia de las Ciencias Sueca ha anunciado que el Premio Nobel de Química 2025 será otorgado a tres destacados investigadores: el japonés Susumu Kitagawa, el británico Richard Robson y el jordano Omar M.
Yaghi. La razón de este reconocimiento radica en sus innovadores avances en el campo de las estructuras metaorgánicas, un área que ha supuesto un cambio radical en la arquitectura molecular y que promete transformar múltiples industrias.
Estas estructuras, conocidas como estructuras metal-orgánicas (MOF), contienen cavidades de gran tamaño que permiten la entrada y salida de moléculas, lo que ha abierto un abanico de aplicaciones potenciales.
La historia de estos descubrimientos se remonta varias décadas atrás, cuando Yaghi, en 1999, creó los primeros MOF altamente estables y modulables. Desde entonces, los investigadores han perfeccionado estas estructuras, logrando que sean más flexibles y adaptables, capaces de realizar funciones específicas.
Supuestamente, estos avances no solo representan un logro científico, sino que también ofrecen soluciones a problemas globales. Por ejemplo, los MOF pueden capturar agua en zonas áridas, eliminar contaminantes en fuentes de agua, absorber dióxido de carbono de las emisiones industriales y almacenar hidrógeno para su uso en energías limpias.
La relevancia de estos descubrimientos es tal que muchas empresas en todo el mundo han comenzado a invertir en la producción masiva de estos materiales.
En la actualidad, la industria electrónica ya emplea materiales MOF para gestionar gases tóxicos en procesos de fabricación de semiconductores, según fuentes presuntamente cercanas a las compañías del sector.
Además, algunos de estos materiales tienen la capacidad de descomponer gases nocivos, incluso aquellos que podrían utilizarse como armas químicas, una función que ha despertado gran interés en ámbitos de seguridad y defensa.
Hasta ahora, la mayor parte de estos descubrimientos se han utilizado a pequeña escala, pero se prevé que en el futuro cercano puedan implementarse en procesos industriales de gran volumen.
La promesa de estos materiales radica en su potencial para reducir de manera significativa las emisiones de gases de efecto invernadero, una meta que muchas naciones están intentando alcanzar para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París.
Yaghi, uno de los galardonados, supuestamente diseñó un MOF extremadamente estable y susceptible de ser modificado mediante un diseño racional, lo que le confiere propiedades altamente personalizables.
Por su parte, Kitagawa demostró que los gases pueden entrar y salir de estas estructuras de manera eficiente, prediciendo que podrían hacerse aún más flexibles y adaptables.
Robson, en 1989, experimentó con la combinación de iones de cobre y moléculas de cuatro brazos, creando un cristal con cavidades similares a un diamante, que supuestamente inspiró muchas de las estructuras modernas.
El impacto de estos descubrimientos ha sido tan profundo que, en los últimos años, numerosas investigaciones y proyectos empresariales han surgido en torno a las estructuras metaorgánicas.
Se estima que en los próximos años, estas tecnologías podrían convertirse en el material del siglo XXI, revolucionando sectores que van desde la energía hasta la medicina.
En conclusión, el Nobel de Química 2025 reconoce a estos científicos por abrir nuevas puertas en la ciencia molecular y por ofrecer soluciones innovadoras a desafíos globales, con la esperanza de un futuro más sostenible y eficiente gracias a la ingeniería de estructuras metaorgánicas.
No te pierdas el siguiente vídeo de cómo funcionan los antibióticos explicado por el premio nobel de ...