Una joven de Moscú supuestamente vendió su alma por aproximadamente 1.180 dólares (unos 1.060 euros) para comprar muñecas y asistir a un concierto, generando controversia y reacciones de la Iglesia ortodoxa.
En una historia que ha causado revuelo en Rusia, una joven moscovita supuestamente vendió su alma por una suma cercana a los 1.180 dólares, equivalentes a unos 1.060 euros, según reportes de medios locales. La joven, identificada como Karina, de 26 años, habría realizado una transacción que, presuntamente, fue oficializada mediante un contrato firmado con su propia sangre, en un acto que ha despertado debates tanto en círculos religiosos como en la opinión pública.
Supuestamente, los fondos obtenidos en esta venta le permitieron adquirir una colección de muñecas llamadas 'Labubu', conocidas en algunas comunidades como muñecas de colección con connotaciones mágicas o espirituales, y también comprar una entrada para un concierto de la famosa cantante folk rusa Nadezhda Kádisheva, una artista que ha sido un ícono en la música tradicional de Rusia desde hace décadas.
La historia fue difundida por el canal de Telegram Mash, que afirmó que la joven aceptó el trato tras una propuesta que inicialmente parecía una broma de un supuesto experto en marketing, identificado como Dmitri, quien declaró que no esperaba ninguna respuesta.
Sin embargo, Karina supuestamente aceptó el acuerdo, firmó un documento y lo selló con su sangre —detalles que, supuestamente, fueron publicados en las redes sociales de Dmitri, junto con una foto de la joven sosteniendo el contrato.
Dmitri, en su publicación, afirmó: “Acabo de adquirir una alma, firmada con sangre. Me siento como Davy Jones”, en referencia al capitán maldito de la saga 'Piratas del Caribe'. La publicación también incluía un recibo de pago por la venta, aunque no se ha podido verificar la autenticidad de estos documentos.
La Iglesia ortodoxa rusa reaccionó rápidamente a la noticia. Supuestamente, la institución declaró que Karina “realmente vendió su alma y, por tanto, eligió el mal”, y le advirtió sobre las posibles consecuencias: “caídas morales, enfermedades, sufrimientos e incluso la muerte”.
La iglesia ha reiterado que la venta de almas es una práctica que va en contra de sus principios y que puede acarrear graves daños espirituales.
En Rusia, historias similares han surgido en el pasado, relacionadas con pactos con entidades espirituales y la venta de almas, pero la mayoría se han considerado como leyendas urbanas o metáforas sobre decisiones importantes en la vida.
Sin embargo, en esta ocasión, la historia de Karina ha sido tomada en serio por algunos sectores y ha alimentado debates sobre los límites de la cultura pop, la fe y las prácticas espirituales.
Históricamente, Rusia ha tenido una profunda influencia de la Iglesia ortodoxa, que ha mantenido una posición conservadora respecto a temas espirituales y místicos.
La historia de la venta del alma, popularizada en la tradición occidental por figuras como Faust, ha sido interpretada en diferentes culturas como una metáfora de los riesgos de las decisiones impulsivas o la búsqueda de soluciones rápidas a problemas personales.
Supuestamente, no hay evidencia concreta que respalde la veracidad de la venta, y algunos expertos consideran que podría tratarse de una exageración o un acto de marketing viral.
Sin embargo, la polémica ha puesto en evidencia cómo las historias relacionadas con lo sobrenatural siguen siendo relevantes en la cultura moderna, evocando miedos ancestrales y cuestionamientos sobre la moralidad y la espiritualidad en la sociedad actual.