La decisión del Congreso de Estados Unidos de retirar fondos a los principales medios públicos podría dejar sin recursos a numerosas estaciones locales, afectando la información y educación en comunidades pequeñas y rurales.

La reciente resolución del Congreso de Estados Unidos de eliminar la financiación estatal destinada a los principales medios públicos del país ha generado gran preocupación entre expertos y comunidades locales.

La medida, que forma parte de un paquete de recortes de aproximadamente 8.200 millones de euros (equivalente a unos 9.000 millones de dólares), fue aprobada en la madrugada por la Cámara Baja, dominada por el partido republicano.

En concreto, la decisión implica la retirada de más de 860 millones de euros (unos 950 millones de dólares) en fondos federales destinados a la Corporación de Radiodifusión Pública (CPB).

Esta entidad es la responsable de subvencionar a más de 1.350 estaciones de radio y televisión afiliadas a NPR y PBS en todo el territorio estadounidense. Supuestamente, esta reducción en los recursos afectará especialmente a las estaciones ubicadas en zonas rurales, comunidades indígenas y localidades con poca población, donde la financiación pública ha sido una pieza clave para garantizar el acceso a información de calidad.

Según Patricia Harrison, directora ejecutiva de la CPB, estos recortes podrían forzar el cierre de varias estaciones pequeñas, poniendo en jaque el acceso a contenidos educativos y de emergencia en áreas donde la cobertura mediática es limitada.

La pérdida de fondos también afectará la producción y distribución de programación local, reduciendo la diversidad de voces y la posibilidad de que las comunidades tengan acceso a noticias relevantes y alertas en tiempo real.

Un análisis del Instituto de Medios Públicos, citado por el diario The New York Times, estima que más de 100 estaciones pequeñas podrían verse obligadas a cerrar en los próximos meses si no logran encontrar otras fuentes de financiamiento.

Además, la disminución en recursos obligará a las estaciones locales a comprar menos contenido producido por NPR y PBS, lo que a su vez reducirá los presupuestos para operaciones y programación.

Aunque la financiación federal representa solo alrededor del 1 % de los ingresos de NPR, las cuotas que pagan las emisoras afiliadas constituyen aproximadamente un 30 % de sus recursos totales, según datos de la propia radio pública.

La presidenta de PBS, Paula Kerger, afirmó que esta decisión va en contra de los intereses de los ciudadanos estadounidenses y tendrá un efecto