Omar Nashwan, un farmacéutico de Gaza, relata las duras condiciones en las que vive su familia tras la destrucción de su hogar y negocios debido a los bombardeos, enfrentándose a la escasez y condiciones primitivas en medio del conflicto.

Omar Nashwan, un farmacéutico de 40 años residente en Deir al Balah, en la Franja de Gaza, ha compartido a través de sus redes sociales la difícil realidad que él y su familia enfrentan en estos momentos.

Según supuestamente sus propias palabras, la familia vive en condiciones extremadamente primitivas, tras haber perdido todo lo que los definía como seres humanos en medio de los continuos bombardeos israelíes.

Nashwan describió que, a pesar de que el Ejército israelí ha declarado la zona como “segura”, las circunstancias en las que habitan son muy diferentes, asemejándose más a un escenario desolado y sin recursos básicos.

Supuestamente, Nashwan y su familia han tenido que caminar durante horas para llegar a un punto donde puedan acceder a internet y comunicarse con el mundo exterior.

En su testimonio, relató que tiene la piel quemada por el sol, ha perdido más de 7 kilos en una semana y se encuentra exhausto y dolorido por las condiciones en las que vive.

La familia, que antes poseía una farmacia y dos viviendas en el norte de Gaza, ahora ha quedado sin sus bienes, ya que las bombas israelíes los destruyeron por completo.

Supuestamente, Nashwan y su familia han sido desplazados más de 15 veces, huyendo del norte al sur de Gaza en busca de protección, una situación que ha generado una crisis económica profunda, haciendo que dependan de donaciones para sobrevivir.

Una campaña en la plataforma de financiamiento colectivo chuffed.com ha sido lanzada para ayudar a Omar y a sus cuatro hijos, quienes están en una situación desesperada. La campaña señala que, tras la destrucción de sus bienes, la familia vive en condiciones precarias, sin recursos y con una alimentación limitada.

En sus publicaciones, Nashwan revela que, debido a la falta de recursos, sólo pueden beber agua que extraen directamente del suelo, sin filtrarla ni purificarla, lo cual representa un riesgo para su salud.

Según supuestamente indica, esa agua no es apta para el consumo, pero es la única opción que tienen para mantenerse con vida. Asimismo, cuenta que pudo ducharse por primera vez en casi una semana, y que la ropa que llevan puesta es la misma con la que huyeron, sin posibilidad de adquirir prendas nuevas.

Supuestamente, la familia comparte un colchón gastado, que un vecino les proporcionó, y están cubiertos con dos pequeñas mantas. Nashwan describe que no tienen acceso a tiendas de campaña ni refugios adecuados, por lo que improvisaron con telas y mantas para crear una especie de cobertizo que les proteja del sol abrasador y las frías noches.

El farmacéutico también relata que, en el pasado, poseían una farmacia y dos casas en el norte de Gaza, pero que todo fue destruido en los bombardeos, dejando a la familia en la calle y sin medios para sostenerse.

La situación llega a ser tan grave que, según supuestamente Nashwan, no tienen más ropa que la que llevan puesta y ya no pueden comprar alimentos, enfrentándose a una hambruna que se agrava día a día.

Finalmente, Nashwan expresa su esperanza de poder tener mejores noticias, pero lamenta que la realidad sea otra. En sus propias palabras, supuestamente afirma: “Nos han despojado de todo lo que define la vida humana”. La crisis en Gaza continúa siendo una de las más severas en la historia reciente, con miles de civiles atrapados en un conflicto que no muestra signos de solución a corto plazo, y donde las condiciones de vida solo empeoran en medio del caos y la destrucción.