La situación en Gaza se agrava con la destrucción masiva de viviendas y el desplazamiento forzado de miles de palestinos, en medio de los intensos bombardeos israelíes que buscan invadir la ciudad.

En menos de una semana, al menos 53.000 residentes de Gaza han perdido sus hogares o lugares de refugio, según informan fuentes de la Defensa Civil. La ciudad de Gaza ha sido objeto de una campaña de destrucción sistemática, con el objetivo presuntamente de limitar las posiciones del grupo militante Hamas, que controla la zona, en un conflicto que ya lleva varias semanas escalando en intensidad.

Supuestamente, las fuerzas israelíes han llevado a cabo el bombardeo o la demolición de al menos 12 torres residenciales de más de siete pisos, las cuales albergaban aproximadamente 500 apartamentos y más de 10.000 personas. Estos ataques, ocurridos en la noche, han sido confirmados por Mahmud Basal, portavoz de los equipos de rescate de la Defensa Civil. La destrucción de estas torres ha sido una de las acciones más agresivas en la ofensiva, que también ha incluido la demolición de otros 120 edificios, en su mayoría de tres plantas, dejando a más de 7.200 habitantes sin refugio.

Además, supuestamente otros 30.000 residentes huyeron de medio millar de viviendas dañadas por los bombardeos constantes. La situación se agrava aún más con la quema de aproximadamente 600 tiendas de campaña, lo que ha dejado a unas 6.000 personas sin techo. Entre ellas se encuentran muchas familias y niños, que ahora enfrentan la difícil decisión de desplazarse hacia áreas más seguras o permanecer en zonas de alto riesgo.

El Ejército israelí ha emitido órdenes de evacuación forzosa hacia el sur de Gaza, lo que ha provocado que un número significativo de palestinos intente abandonar la zona.

Según datos de la ONU, desde el 14 de agosto han habido más de 73.500 desplazamientos hacia el sur a través de la carretera costera de Al Rashid, con unos 25.000 solo en los primeros días de septiembre. Sin embargo, estos números podrían estar sobreestimados, ya que varios desplazamientos podrían corresponder a las mismas personas. La movilidad forzada ha generado una crisis humanitaria, con muchas personas instalándose en zonas occidentales de Gaza, particularmente a lo largo de la costa, donde han levantado tiendas de campaña improvisadas.

Supuestamente, también se han registrado algunos retornos de personas desde el centro y el sur de Gaza hacia el norte, debido al grave hacinamiento y las condiciones insalubres en los campamentos temporales.

La situación en la región continúa siendo extremadamente precaria, con la población atrapada en un ciclo de violencia y desplazamiento que recuerda a otros episodios históricos de conflicto en la historia del Oriente Medio.

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de la violencia y las posibles implicaciones a largo plazo para la estabilidad en la zona.