Decenas de voluntarios de distintas partes de EE. UU. se unen para ayudar a las comunidades afectadas por las devastadoras inundaciones en Texas, realizando tareas que van desde remover escombros hasta alimentar a los afectados.

Un importante grupo de voluntarios provenientes de diferentes regiones de Estados Unidos ha comenzado a movilizarse para brindar apoyo en las zonas afectadas por las recientes inundaciones en Texas.

Desde obreros especializados en construcción, empresarios hasta jóvenes y residentes locales, todos están contribuyendo con sus esfuerzos para aliviar el sufrimiento de las comunidades afectadas.

Este desastre natural, que tuvo su origen en intensas lluvias registradas entre el 3 y 4 de julio, ha causado una devastación significativa en la región conocida como Hill Country, ubicada en las afueras de San Antonio.

Se reportaron más de 161 personas desaparecidas y al menos 109 fallecidas, además de daños materiales que abarcan kilómetros en la zona.

Según datos del Servicio Nacional de Meteorología, los condados de Kerr, Bandera, Tom Green y Kendall recibieron una cantidad de lluvia que oscila entre 12,7 y 27,9 centímetros durante la jornada de la tragedia.

La magnitud de estos eventos meteorológicos ha motivado respuestas solidarias no solo de residentes de las ciudades cercanas, sino también de voluntarios de otros estados, que han llegado con la intención de colaborar.

Estos voluntarios participan en diversas tareas, desde operar excavadoras y usar palas y rastrillos, hasta colaborar con sus propias manos en la remoción de escombros o en la distribución de alimentos y agua a quienes han perdido todo.

La solidaridad ha sido palpable en cada rincón, especialmente en comunidades como Hunt, en el condado de Kerr, donde un grupo de obreros de origen mexicano decidió abandonar sus obligaciones laborales por una semana para ayudar en las labores de recuperación.

Martín Ortiz, un contratista de Fredicksburg, comentó: "Gracias a Dios, en nuestros negocios nos va bien. La única razón por la que estamos aquí es para ayudar a la gente". Junto a él, se encuentra Jesús Hernández, de 33 años, originario de Guanajuato, quien trabaja en remodelaciones y pintura. Hernández afirmó: "Escuchamos en las noticias que hacían falta voluntarios y decidimos venir. Es impactante ver la realidad en persona; algo que no se capta solo con las noticias. Es una experiencia que te deja en pausa".

La historia de estos voluntarios no es aislada. Supuestamente, en la historia de Texas, las comunidades han enfrentado eventos climáticos extremos en varias ocasiones, destacando la importancia de la solidaridad y la preparación ante desastres naturales.

En 2015, por ejemplo, las inundaciones en el estado dejaron daños que superaron los 2.000 millones de dólares en pérdidas económicas, según registros históricos.

El compromiso de estos voluntarios refleja un espíritu de comunidad y resiliencia que caracteriza a muchas zonas afectadas por desastres en Estados Unidos.

La ayuda no solo se centra en las tareas inmediatas de rescate y limpieza, sino también en brindar apoyo emocional y psicológico a quienes han perdido sus hogares y sus seres queridos.

A medida que las labores de recuperación avanzan, la presencia de voluntarios sigue siendo esencial para reconstruir las vidas y las comunidades afectadas.

Mientras tanto, las autoridades y organizaciones humanitarias continúan solicitando apoyo y recursos para afrontar las secuelas de esta tragedia, con la esperanza de que la solidaridad internacional y local siga siendo una fuerza que impulse la recuperación de Texas.