Un violento ataque en una funeraria de Ciudad de Guatemala deja un saldo trágico de siete víctimas fatales y varios heridos, presuntamente llevado a cabo por pandilleros rivales durante un velorio. La violencia en el país continúa en aumento, reflejando la cruda realidad de la inseguridad en la región.
En la madrugada del miércoles, la ciudad de Guatemala fue escenario de un violento tiroteo que cobró la vida de al menos siete personas y dejó a otras doce heridas, en un incidente que presuntamente fue llevado a cabo por pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS).
La tragedia ocurrió en una funeraria ubicada en la Avenida Centroamérica, cerca del Centro Histórico, en un momento en que familiares y amigos velaban los restos del mecánico Jeiber Gabriel Vargas Ávila, quien presuntamente fue asesinado a tiros dos días antes.
Supuestamente, el ataque ocurrió en un contexto de alta tensión y rivalidad entre pandillas en Guatemala, un país que en 2024 ha registrado una alarmante cantidad de asesinatos, con cifras que superan los 4.000 en lo que va del año, según datos del Observatorio de Seguridad. La violencia de las pandillas ha sido un problema persistente en la región centroamericana, con antecedentes que se remontan a décadas atrás, cuando grupos como la Mara Salvatrucha y el Barrio 18 comenzaron a consolidarse en las calles.
El portavoz de los Bomberos Voluntarios, Víctor Gómez, informó que en el lugar del ataque quedaron seis personas fallecidas en el acto. Poco después, uno de los heridos, que había sido trasladado al Hospital General San Juan de Dios, sucumbió a sus heridas, elevando el número de víctimas mortales a siete.
La mayoría de los heridos está en condición estable o grave, pero se desconoce el estado exacto de algunos de ellos.
El ministro de Gobernación, Francisco Jiménez, comentó en su cuenta oficial de X (antes Twitter) que la víctima principal, Vargas Ávila, tenía antecedentes penales y era considerado un pandillero del Barrio 18.
Debido a su perfil, el velatorio era considerado de alto riesgo, y se habían dispuesto varios agentes para garantizar la seguridad. Sin embargo, Jiménez afirmó que estos agentes se retiraron del lugar antes del ataque, lo que supuestamente facilitó que los pandilleros rivales de la Mara Salvatrucha ingresaran y abrieran fuego contra los asistentes.
Jiménez declaró que los atacantes eran miembros de la Mara Salvatrucha, y que el hecho fue una venganza o una muestra de poder entre bandas, en un momento de tensión y enfrentamientos internos.
La respuesta de las fuerzas de seguridad será, según afirmó, rápida y contundente, con el objetivo de desmantelar las estructuras criminales que operan en el país.
Además, prometió una investigación exhaustiva y la sanción correspondiente a los responsables.
No es la primera vez que Guatemala enfrenta episodios de violencia de estas características. La historia del país está marcada por ciclos recurrentes de violencia, en parte alimentados por la presencia de pandillas y el narcotráfico. En 2024, las autoridades han intensificado los operativos, pero la criminalidad sigue siendo un desafío importante.
Por otro lado, organizaciones como el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien) han señalado que la impunidad en Guatemala es uno de los mayores obstáculos para reducir la violencia.
Según sus informes, más del 70% de los delitos quedan en la impunidad, lo que perpetúa el ciclo de violencia y temor en las comunidades.
Este trágico evento pone en evidencia la grave crisis de seguridad que enfrenta Guatemala, donde la lucha contra las pandillas y la criminalidad organizada continúa siendo una prioridad para las autoridades.
La población clama por soluciones efectivas y una mayor presencia del Estado en las zonas más peligrosas, para evitar que hechos como este se repitan y para devolver la paz a un país asolado por la violencia en diferentes frentes.