En un hecho que conmocionó a la localidad de Banda del Río Salí, en la provincia de Tucumán, un menor de 11 años falleció en un trágico accidente ocurrido durante la tarde del martes 13 de mayo.

La comunidad quedó impactada tras conocerse que el niño, que circulaba en su bicicleta por el pasaje Los Andes, fue embestido por un camión, lo que le costó la vida en el acto.

Este tipo de incidentes no son aislados en Argentina, donde la seguridad vial sigue siendo un tema de preocupación. Según datos históricos, el país registra aproximadamente 10.000 muertes por accidentes de tránsito cada año, siendo los peatones y ciclistas los grupos más vulnerables. La situación en Tucumán no es diferente, y tragedias como la ocurrida en Banda del Río Salí resaltan la necesidad de reforzar las medidas de seguridad para los usuarios más vulnerables en las calles.

El menor de edad, alumno de primaria, residía en el barrio El Palomar, una comunidad que en los últimos años ha crecido rápidamente debido a la migración interna en Argentina.

Los vecinos del lugar expresaron su consternación por la pérdida del niño, y algunos señalaron que la zona carece de infraestructura adecuada para proteger a los ciclistas y peatones, especialmente en horarios de mayor movimiento vehicular.

Hasta el momento, las autoridades no han divulgado detalles adicionales sobre el accidente o las circunstancias exactas en las que ocurrió. Sin embargo, se sabe que el pasaje Los Andes es una arteria importante en la localidad, y que en horas pico suele haber una gran circulación. La comunidad pide mayores controles y campañas de concientización para prevenir tragedias similares en el futuro.

Este lamentable hecho se suma a una larga lista de accidentes fatales en Argentina, donde la imprudencia, la falta de infraestructura y el incumplimiento de las normas de tránsito aumentan el riesgo para los más vulnerables.

La historia del niño de Banda del Río Salí recuerda la importancia de promover una cultura vial responsable y de implementar acciones concretas para proteger a los niños y adultos que circulan en bicicleta o caminan por las calles.

Con un saldo de una vida truncada, la comunidad local enfrenta un duelo profundo y una reflexión sobre cómo mejorar las condiciones de seguridad en sus calles.

La esperanza es que este triste suceso sirva para reforzar las campañas de prevención y la responsabilidad de todos los actores involucrados en la seguridad vial en Argentina.