Las infecciones de transmisión sexual, como clamidia, gonorrea y sífilis, han duplicado sus casos en Euskadi en el último año, afectando principalmente a jóvenes entre 20 y 34 años. Asimismo, los nuevos diagnósticos de VIH se mantienen estables, con 125 casos en 2024, aunque el diagnóstico tardío sigue siendo un desafío. Expertos llaman a fortalecer las campañas de prevención y recursos de detección temprana.

En Euskadi, las cifras relacionadas con las infecciones de transmisión sexual (ITS) y VIH han mostrado signos de preocupación durante 2024, reflejando un incremento en la prevalencia y diagnosticando un problema de salud pública que requiere atención constante y estrategias efectivas.

Según la memoria anual presentada por el Departamento de Salud y Osakidetza, el número de casos de ITS como clamidia, gonorrea y sífilis se ha duplicado en comparación con los datos previos a la pandemia, alcanzando un total de aproximadamente 5.000 diagnósticos en el año. Por ejemplo, se registraron 2.954 casos de clamidia, 1.861 casos de gonorrea y 490 casos de sífilis, con tasas máximas de incidencia entre los jóvenes de 20 a 34 años. Esto subraya la necesidad de implementar campañas específicas dirigidas a la población juvenil y vulnerable, así como reforzar los recursos en detección y asesoramiento.

Por otro lado, los datos sobre VIH se mantienen relativamente estables, con 125 nuevos diagnósticos en 2024, cifra que ha permanecido constante en los últimos cinco años.

La mayoría de estas infecciones se detectaron en hombres, con un 82,5% del total, y la edad media de las personas diagnosticadas es de 36,7 años. Geográficamente, un 63,2% de los casos se concentraron en Bizkaia, seguido por Gipuzkoa con un 21,6%, y Araba con un 15,2%. A pesar de los esfuerzos en campañas de sensibilización y prevención, la realidad revela que casi la mitad de los nuevos casos son diagnosticados en etapas tardías, lo que aumenta el riesgo de complicaciones y transmisión.

El uso de recursos de detección temprana, como las pruebas rápidas en farmacias, y el acceso a consultas de ITS con teléfonos de contacto directo en Osakidetza, se consideran fundamentales para frenar la propagación.

Además, todas las personas diagnosticadas con VIH tienen acceso a tratamiento antirretroviral, que no solo garantiza una buena calidad de vida sino que también elimina la posibilidad de transmisión cuando la carga viral es indetectable tras un tratamiento sostenido.

Especialistas y autoridades sanitarias destacan que la profilaxis previa a la exposición (PrEP) es una de las herramientas más efectivas en la prevención del VIH.

Este programa, iniciado en 2019, ha ido incrementando su participación, alcanzando los 1.327 usuarios en 2024. La estrategia se enfoca en grupos en situación de vulnerabilidad, como hombres que tienen sexo con hombres, personas en prostitución o usuarias de drogas, implementando campañas específicas para sensibilizar a estos colectivos.

Desde una perspectiva histórica, Euskadi ha sido uno de los territorios vascos que desde hace décadas ha desarrollado campañas de salud pública frente al VIH y las ITS, inspirado en programas internacionales que buscar eliminar estas infecciones como problemas de salud pública para 2030, en línea con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La colaboración con organizaciones no gubernamentales (ONGs) como EuskalSida ha sido clave en estas labores, complementando la acción institucional y llegando a comunidades en riesgo en diversos espacios sociales.

Por su parte, el Gobierno Vasco y Osakidetza han reforzado la sensibilización mediante campañas estivales y la disponibilidad de recursos informativos para las personas en riesgo.

La comunidad sigue insistiendo en la importancia del uso correcto del preservativo, la realización regular de pruebas y el acceso a tratamientos, además de promover la investigación y el desarrollo de nuevas estrategias preventivas.

La inversión en el tratamiento del VIH en 2024 se elevó a aproximadamente 24,9 millones de euros, reflejando el compromiso de mantener la atención en esta cuestión de salud pública.

En conclusión, aunque los avances en tratamiento y prevención son evidentes, el aumento en las infecciones de ITS y la persistencia de diagnósticos tardíos evidencian que aún queda mucho por hacer.

La coordinación entre instituciones, profesionales y comunidades será vital para afrontar estos desafíos y avanzar hacia una Euskadi libre de sida y otras infecciones de transmisión sexual para 2030.