En la ciudad de Bilbao, la Consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco, Amaia Barredo, realizó una reflexión sobre la significativa conexión histórica entre la región de Rioja y la capital bilbaína.

Barredo destacó que durante el pasado siglo, Bilbao se consolidó como un centro neurálgico en la distribución del vino de la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Este vino, proveniente principalmente de localidades como Laguardia, Elciego, Labastida y Samaniego, llegaba en grandes volúmenes a Bilbao, donde se descargaba, almacenaba y posteriormente se enviaba a diversas tabernas, restaurantes y hogares.

Para honrar esta vinculación, en el atrio del Azkuna Zentroa, conocido anteriormente como Alhóndiga, se presentó una escultura llamada ‘Arcos,’ obra del escultor José Antonio Olarte.

La pieza conmemora el vínculo profundo entre la tradición vitivinícola de Rioja y la ciudad de Bilbao. La asistencia a la ceremonia de presentación contó con la participación del presidente del Consejo Regulador de Rioja, Fernando Ezquerro, así como el alcalde de Bilbao, Juan María Aburto, y otros representantes municipales, además del propio creador de la escultura.

La historia del vino en Bilbao se remonta a más de un siglo atrás, cuando en la época de máxima actividad, se almacenaban hasta 35 millones de litros de vino en la Alhóndiga, una cantidad que equivaldría a aproximadamente 20 millones de euros en valor actual, considerando que el precio medio del vino de Rioja hoy en día ronda los 0,60 euros por litro en el mercado internacional.

De ese volumen, unos 7 millones de litros eran específicamente de Rioja Alavesa, una subzona considerada esencial dentro de la DO Rioja, famosa por su calidad y carácter.

Cada invierno, los vinateros de la Alhóndiga enviaban a catadores especializados, denominados probadores, a Rioja Alavesa para seleccionar las mejores cubas de vino.

Tras acordar los precios, los arrieros trasladaban las cubas a Bilbao, donde el vino se envasaba en pellejos y odres, y se preparaba para su distribución en toda la región y más allá.

Durante la celebración, la Consejera Barredo recordó que Rioja Alavesa es una zona que combina tradición y modernidad. Su aportación ha sido fundamental para elevar la reputación internacional de la DOCa Rioja. La cultura del vino en esta región se ha desarrollado durante siglos, en una zona con un carácter único y una identidad inconfundible, que impregna cada botella que sale de sus bodegas.

La relación entre Bilbao y Rioja no solo se limita a la logística y comercio, sino que también forma parte de la historia cultural y social de ambas comunidades.

La ciudad vasca siempre ha sido un punto clave para la distribución y exhibición del vino de Rioja, lo que ha contribuido a que Bilbao tenga una profunda relación con esta bebida, considerada símbolo de tradición, calidad y celebración.

A lo largo de estos años, las instituciones y los agricultores de Rioja han trabajado para mantener vivo el patrimonio vitivinícola, promoviendo también innovaciones que aseguren la calidad y la sostenibilidad del producto.

La creación de obras como ‘Arcos’ pretende mantener viva esa historia y fortalecer el vínculo entre la región y Bilbao, dos importantes polos de cultura y economía en el norte de España.

En el contexto internacional, el vino de Rioja ha logrado posicionarse como uno de los referentes mundiales en calidad y prestigio, siendo reconocido en numerosos certámenes internacionales.

La historia de su distribución en Bilbao, que data de principios del siglo XX, forma parte de ese legado que hoy se celebra en una escultura que simboliza la unión entre la tradición y la cultura moderna.

La presencia de la cultura del vino en Bilbao, reflejada también en iniciativa como esta, contribuye a mantener vivo ese patrimonio y a seguir proyectando la identidad vasca en el mundo.