El Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea ha aprobado un acuerdo que incrementa las cuotas para especies como el anchoa y el atún rojo en aguas europeas, pero reduce significativamente la captura de verdel para la flota vasca. Galicia y otros países también se verán afectados por estas medidas, que buscan promover la sostenibilidad marina a largo plazo.
El pasado miércoles, el Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea alcanzó un acuerdo político que establecerá las cuotas de captura para varias especies durante 2026 y los años siguientes, con decisiones provisionales también para 2027 y 2028.
Este acuerdo, resultado de largas negociaciones, busca equilibrar la sostenibilidad de las especies marinas con la economía de las flotas pesqueras europeas.
El nuevo pacto define límites en la cantidad de capturas en diversas áreas del Atlántico, Mar del Norte, Mediterráneo y Mar Negro, teniendo en cuenta el asesoramiento científico y los objetivos de protección ambiental que persigue la Política Pesquera Común (PPC).
Aunque en general se incrementan las cuotas para algunas especies—como el atún rojo, que sube aproximadamente un 17%, y la anchoa, con una cuota récord de unas 50.000 toneladas (equivalente a unos 39.500.000 kilos)—otros stocks deben soportar recortes drásticos.
La cuota de anchoa, especie fundamental en la gastronomía española, en particular en Euskadi, se mantiene en su máximo permitido según el Plan de Gestión, y la pesca de atún rojo, que también ha sido incrementada, destaca como una de las buenas noticias para las flotas locales.
La participación española, especialmente la vasca, será casi en su totalidad, alcanzando alrededor del 90% del total permitido, lo que equivale a unas 45.000 toneladas (35 millones de kilos). Esto consolidará a la flota vasca como un actor principal en esta modalidad de pesca.
Por otro lado, la principal preocupación del sector reside en la recuperación del verdel, también conocido como caballa. La falta de un acuerdo definitivo con los países ribereños del Atlántico nororiental ha llevado a establecer cuotas provisionales para los primeros seis meses de 2026.
En concreto, estas cuotas representan solo un 30% de las anteriores, con una reducción del 70%, siguiendo las recomendaciones científicas. Debido a la estacionalidad de la pesquería, se permitirá capturar provisionalmente el 90% de la cuota recomendada, a la espera de un acuerdo final que defina el TAC (captura total admisible) para todo el año.
Esta reducción afecta directamente a la flota vasca dedicada a la captura de verdel, ya que muchas embarcaciones especializadas en esta especie podrían verse severamente impactadas.
Además, el acuerdo contempla otros recortes en especies como la merluza (-4,8%), el gallo (-20%), el abadejo (-13%), el lenguado (-1%) y el rape, con variaciones dependiendo de las zonas.
La reducción del gallo, por ejemplo, alcanza hasta un 20%, que representa una limitación importante para los meses en que esta especie tiene mayor presencia.
La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco, Amaia Barredo, expresó una valoración mixta respecto al acuerdo.
En una entrevista reciente, afirmó: “Los acuerdos cumplen con las recomendaciones científicas, pero en lo que respecta al verdel, el impacto será negativo, ya que las restricciones afectarán de manera significativa a las embarcaciones vascas especializadas”.
Sin embargo, también destacó los aspectos positivos, como el reconocimiento a la gestión sostenible de la flota vasca en especies como la anchoa y el atún rojo, que ha permitido no solo mantener, sino aumentar sus cuotas.
Desde el Gobierno Vasco, se ha anunciado que se iniciará de manera inmediata un proceso de diálogo con el sector afectado por las reducciones, particularmente con las embarcaciones dedicadas al verdel.
En las próximas semanas, se convocarán reuniones con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, así como con las cofradías y organizaciones pesqueras para analizar el impacto económico y diseñar ayudas que mitiguen las pérdidas, como paradas temporales, ajuste de artes de pesca o flexibilizaciones en las reglas de captura.
Este acuerdo se inscribe en una historia de décadas de lucha por la sostenibilidad y la mejora de la gestión pesquera en Europa, donde la cooperación entre países y la ciencia han sido clave para crear un escenario con mayor protección de los recursos marinos, pero que también requiere de medidas que aseguren la viabilidad económica de las comunidades pesqueras tradicionales, muchas de ellas en Euskadi.
La esperanza es que con estas medidas, la pesca en la región pueda adaptarse a un entorno más sostenible y competitivo, garantizando el equilibrio entre preservación ambiental y desarrollo económico.