La Consejera de Movilidad Sostenible de Euskadi, Susana García Chueca, informó sobre los avances en la infraestructura del Topo en San Sebastián, incluyendo nuevas estaciones y cambios en la circulación ferroviaria, con miras a mejorar la movilidad y reducir el uso del coche privado en 2026.
En el País Vasco, los avances en el proyecto de la nueva infraestructura ferroviaria del Topo en San Sebastián avanzan a buen ritmo. La Consejera de Movilidad Sostenible, Susana García Chueca, anunció hoy en la comisión de movilidad del Parlamento vasco que en breve comenzará la fase de hormigonado en la nueva estación de Centro-La Concha.
Además, antes de que termine 2025, se implementarán cambios en la circulación de los trenes, que pasarán de circular por la derecha a hacerlo por la izquierda.
Estos cambios buscan optimizar la operación y facilitar la integración con la futura red, que estará en pleno funcionamiento en 2026.
El proyecto contempla la construcción de tres nuevas estaciones, las cuales se estima que atraerán más de 7 millones de viajeros anuales en un horizonte cercano a 2030.
Según datos de la propia administración, la línea Hendaia–Zarautz, en la que se enmarca este nuevo tramo, tendrá una demanda estimada de unos 23,5 millones de desplazamientos en total, de los cuales aproximadamente 9,9 millones corresponderían a viajes movilizados por la nueva infraestructura y el intercambiador de Riberas de Loiola, en Donostia.
Las estaciones en construcción reflejan un compromiso con la movilidad sostenible y la accesibilidad universal, en línea con las políticas del Gobierno Vasco para reducir las emisiones de carbono y promover opciones de transporte más seguras y eficientes.
La estación de Amara, por ejemplo, contará con ascensores y pasillos rodantes, mientras que en la de Bentaberri-Antiguo ya casi finalizan las obras estructurales, con solo faltar la iluminación y la catenaria para completar la fase de montaje.
Uno de los principales retos técnicos ha sido la presencia de roca cárstica en el tramo Miraconcha–Easo, lo que requirió técnicas avanzadas como inyecciones de mortero, excavaciones controladas por fases y jet grouting horizontal para asegurar la estabilidad del túnel y la seguridad del entorno.
La obra ha sido un ejemplo de gestión técnica compleja, con el agradecimiento de las autoridades a la paciencia de los vecinos por las molestias ocasionadas.
Desde el punto de vista de la movilidad urbana, el proyecto busca reducir la dependencia del vehículo privado, que en Gipuzkoa representa el 42,1% de los desplazamientos.
La nueva línea de ferrocarril soterrada, además de ofrecer un servicio más rápido y seguro, pretende liberar 21.000 metros cuadrados en la zona de Amara y crear espacios urbanos de uso ciudadano.
Este proyecto forma parte de una estrategia mayor de Euskadi para impulsar la descarbonización y la eficiencia en el transporte público en los próximos años.
La inversión total para la puesta en marcha de esta infraestructura supera los 400 millones de euros, equivalentes a aproximadamente 45 millones de euros en moneda europea, considerando la tasa de cambio.
La puesta en marcha de esta pasante soterrada contribuirá a cambiar el perfil de movilidad de la comarca y mejorar la calidad de vida de sus habitantes en las próximas décadas, consolidándose como uno de los proyectos de mayor impacto en la historia reciente del transporte vasco.