El sector comercial vasco, mayoritariamente compuesto por microempresas, muestra estabilidad y resistencia, pero enfrenta desafíos en digitalización y adaptación a las nuevas tendencias de mercado en 2024.

El comercio minorista en Euskadi continúa siendo un pilar fundamental de la economía regional, caracterizado por una estructura predominantemente formada por pequeñas empresas y negocios unipersonales.

Según el último informe del "Barómetro del Comercio de Euskadi 2024" publicado por el Departamento de Turismo, Comercio y Consumo a través del Observatorio Vasco de Comercio, Enfokamer, se confirma que el sector tiene una antigüedad media de aproximadamente 22 años, demostrando un grado alto de madurez y consolidación.

Cerca del 68,8% de estos establecimientos emplea a uno o dos trabajadores, y en particular, el 34,7% son negocios gestionados por un solo propietario.

Este nivel de especialización y estabilidad ha permitido a muchas microempresas mantener su presencia en el mercado frente a los cambios constantes de las tendencias comerciales y tecnológicas.

Sin embargo, esta antigüedad y tradición también pueden representar desafíos, ya que muchos de estos negocios operan con modelos de gestión tradicionales que, en un entorno global cada vez más dinámico, requieren una actualización para mantenerse competitivos.

El estudio revela que aproximadamente un 15,4% de las empresas comerciales es relativamente reciente, con menos de cinco años de funcionamiento, una cifra que se mantiene estable en los últimos años.

La mayor dinámica de renovación de establecimientos se observa en el sector de alimentación, que muestra un mayor interés en renovar su infraestructura y adaptarse a nuevas demandas, en contraste con sectores como el de artículos del hogar, que tienen una presencia histórica más prolongada en el mercado vasco.

Un aspecto importante en la estructura del comercio vasco es la prevalencia de locales en régimen de alquiler, una tendencia que ha aumentado desde 2021, año en el que se modificó la metodología del barómetro.

La mayoría de estos locales dependen del alquiler, consolidando un modelo de negocio común en la región.

En cuanto a la innovación y modernización, el sector ha visto avanzar la digitalización en los últimos años. La conectividad, el uso de terminales de punto de venta (TPV) y la incorporación de herramientas de software para la gestión comercial son ya prácticas habituales en muchas empresas.

Además, más de la mitad de los establecimientos utilizan redes sociales como Facebook, Instagram o WhatsApp para comunicarse con su clientela, promocionar productos y fortalecer su marca.

Las diferencias en nivel de digitalización se evidencian según el tamaño y el sector de actividad. Las empresas más grandes y aquellas en sectores como Moda, Salud y Belleza, y Otros comercios al por menor, han adoptado con mayor rapidez soluciones tecnológicas, e-commerce y estrategias de omnicanalidad, permitiéndoles diversificar canales de venta y optimizar la atención al cliente.

Por el contrario, las microempresas, especialmente las dedicadas a la alimentación, mantienen un perfil más conservador en cuanto a la adopción de nuevas tecnologías y estrategias digitales.

Solo el 13,0% de los comercios disponen de una plataforma de venta online activa, y más del 61,3% de las ventas generadas a través de internet representan menos del 5%.

Esto representa un reto importante para el sector, que necesita avanzar hacia un modelo más digital y multicanal para poder competir en el mercado actual.

Históricamente, el comercio en Euskadi ha resistido diversas crisis económicas y cambios sociales, fortaleciendo su carácter resiliente. Sin embargo, el futuro requiere que las microempresas y pequeños comercios innoven y se modernicen, para no quedarse rezagados frente a un mercado cada vez más digitalizado y globalizado.

La capacidad de adaptación será crucial para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento del comercio vasco en los años venideros, en un entorno donde la competencia no solo viene de sus vecinos, sino también de plataformas internacionales y e-commerce.

En conclusión, el comercio minorista vasco presenta un panorama de estabilidad y consolidación, con una base fuerte en pequeñas empresas tradicionales.

Sin embargo, para seguir siendo competitivos, estos negocios deben apostar por la digitalización, la innovación y la renovación generacional, asegurando así su papel en la economía regional y su capacidad de adaptación a las nuevas exigencias del mercado en 2024 y más allá.