Empleados de Amazon y Stop & Shop relatan las condiciones inseguras en sus centros de trabajo, incluyendo temperaturas extremas y cargas peligrosas, en un contexto donde legislaciones buscan mejorar la protección laboral.
El 18 de junio, en una audiencia pública en el Estado de Massachusetts, varios empleados actuales y ex empleados de Amazon y Stop & Shop compartieron sus experiencias respecto a las condiciones peligrosas en sus centros de trabajo.
Desde temperaturas extremas hasta cargas de trabajo excesivas, estos testimonios evidencian las dificultades que enfrentan los trabajadores en estas gigantes del comercio.
Supuestamente, en el centro de distribución de Stop & Shop en Freetown, uno de los empleados más veteranos, Luis Andrade, lleva 16 años laborando en la planta.
Él afirma que debe lidiar con temperaturas en refrigeración que oscilan entre 0 y 2 grados Celsius. Para protegerse del frío, invierte aproximadamente 280 euros anuales en equipo de protección, incluyendo botas aislantes y chaquetas térmicas. Sin embargo, también debe pagar por su propia ropa especializada, lo que representa un costo adicional.
Por otro lado, en los almacenes de Amazon, la situación parece igualmente difícil. Supuestamente, algunos empleados han denunciado temperaturas insoportables en los centros de Revere y otros estados, donde la compañía afirma que implementa medidas de mitigación del calor.
Sin embargo, ex trabajadores como Max Cardone afirman que en realidad las condiciones son peligrosas, y que en muchas ocasiones los empleados se han desmayado por el calor extremo.
La compañía, según supuestamente, distribuye botellas de agua y recomienda pausas de enfriamiento, pero estos testimonios sugieren que dichas medidas no siempre son efectivas o respetadas.
El costo de la protección personal y la salud de los empleados es un tema central. Andrade explica que, además de los 280 euros que gasta en ropa y equipo, debe pagar unos 4 euros por cada par de guantes y botas nuevas cada semana, sumando aproximadamente 210 euros al mes, o cerca de 2.520 euros anuales. Además, señala que las pausas para ir al baño o tomar un descanso son mínimas, y que la fatiga física y los riesgos de lesiones son una constante.
Mientras tanto, las legislaciones en varios estados de EE.UU. buscan implementar leyes como la Ley de Protección de Trabajadores en Condiciones Extremas y la Ley de Seguridad en los Almacenes, que presuntamente buscarían obligar a las empresas a mejorar las condiciones laborales.
La presidenta del sindicato Teamsters, Thomas Mari, criticó duramente las prácticas actuales y afirmó que las empresas priorizan las cuotas de productividad por encima de la seguridad.
En respuesta, desde Stop & Shop y Amazon aseguran que cumplen con todas las regulaciones de seguridad y que invierten en programas de bienestar para sus empleados.
Sin embargo, los testimonios de Andrade y Cardone muestran un panorama diferente, donde la protección y la salud parecen quedar en segundo plano frente a la presión por cumplir con las metas de producción.
La situación de estos empleados refleja una problemática global en el sector logístico y de distribución, donde los costos y las condiciones laborales peligrosas afectan la vida y la salud de miles de trabajadores.
La esperanza es que las nuevas leyes y la presión social logren impulsar cambios reales que garanticen condiciones dignas y seguras para todos los empleados en la industria.