Por primera vez en la historia del emblemático Fenway Park, los empleados de concesiones están considerando una huelga para exigir aumentos salariales y protección laboral en medio de un proceso de negociación que lleva meses sin llegar a un acuerdo. La posible huelga refleja las crecientes tensiones laborales en Boston, donde el coste de vida continúa en aumento y los trabajadores buscan que sus condiciones sean justas y acordes a la economía actual.

El histórico Fenway Park, sede de los Boston Red Sox, se encuentra en el centro de una posible huelga que podría marcar un hito en la historia laboral de la ciudad.

Más de 1,000 empleados que trabajan en las concesiones del estadio, incluyendo vendedores de cervezas, cajeros, cocineros y vendedores de souvenirs, están considerando autorizar una huelga en respuesta a la falta de avances en la negociación de su contrato colectivo con la empresa encargada, Aramark.

Esta situación ha generado preocupación entre los aficionados y la comunidad local, ya que Fenway Park no solo es un símbolo deportivo, sino también un pilar de la economía y cultura de Boston.

La negociación, que expiró a finales de 2024, ha sido tensa, con los empleados exigiendo aumentos salariales que reflejen la creciente inflación en la región, donde el costo de vida ha aumentado aproximadamente un 8% en el último año, según datos del Departamento de Estadísticas de Massachusetts.

Actualmente, la mayoría de los trabajadores en Fenway ganan menos de 20 euros por hora, lo que en comparación con otros estadios de béisbol en Estados Unidos, como los de Miami o Seattle, representa salarios bajos, especialmente considerando que la ciudad de Boston tiene uno de los índices de costo de vida más altos del país.

La inflación, que en 2024 alcanzó su nivel más alto en una década, ha reducido el poder adquisitivo de estos empleados, quienes argumentan que sus salarios no se ajustan a las circunstancias económicas actuales.

Además de las demandas salariales, los empleados buscan protección contra la automatización y la digitalización de los servicios dentro del estadio.

La proliferación de máquinas expendedoras automáticas y quioscos de autoservicio ha provocado la pérdida de empleos tradicionales, lo que aumenta la incertidumbre laboral en un sector que históricamente ha dependido de la interacción personal.

Ramón Suárez, un empleado de la tienda de concesiones conocido como el “David Ortiz del almacén”, expresó su preocupación por el bajo salario, que le dificulta pagar sus cuentas mensuales.

Sin embargo, Suárez también manifestó su apego a su trabajo, señalando que Fenway Park es una parte fundamental de Boston y que disfruta mucho ayudando a los visitantes con una sonrisa.

La decisión de autorizar una huelga se tomará durante una votación que se realizará del 13 al 15 de junio. Si los empleados aprueban la huelga, sería la primera vez en la historia del estadio que los trabajadores se movilizan de esta forma. La acción podría iniciarse en cualquier momento después de la votación, dependiendo de las negociaciones y de la postura de la empresa.

Este movimiento se suma a una serie de disputas laborales en la región, donde los trabajadores buscan mejores condiciones en sectores clave. La unión sindical UNITE HERE Local 26, que representa a estos empleados, ha denunciado que la falta de acuerdo refleja una tendencia en la que las empresas priorizan las ganancias por encima del bienestar de sus empleados.

En el contexto histórico, las huelgas en el sector del deporte y el entretenimiento no son nuevas. En 1994, durante un paro en el Yankee Stadium, los trabajadores lograron obtener aumentos significativos tras semanas de movilización. Ahora, en 2025, los empleados de Fenway Park buscan seguir ese ejemplo para defender sus derechos y asegurar un futuro más justo.

El impacto económico de un posible paro sería considerable, ya que Fenway Park atrae a miles de turistas y locales cada temporada, generando millones de euros en ingresos para la ciudad.

Además, la huelga podría influir en futuras negociaciones en otros estadios y sectores laborales en Boston y más allá, marcando un precedente en la lucha por salarios dignos y condiciones justas de trabajo en el sector del entretenimiento deportivo.