Tesla enfrenta una crisis sin precedentes en Estados Unidos, con protestas, ataques y una caída significativa en sus acciones, todo ligado a la polémica figura de Elon Musk y sus decisiones políticas. ¿Qué repercusiones tendrá esto en la industria de los vehículos eléctricos?
En los últimos meses, Tesla, la marca de vehículos eléctricos que alguna vez fue símbolo de innovación y orgullo estadounidense, ha experimentado un declive que ha sorprendido a analistas y consumidores por igual.
La compañía, que en 2024 logró consolidarse como uno de los principales fabricantes de EV en el mundo y encabezó las listas de ventas en varios estados, ahora atraviesa una profunda crisis que amenaza su futuro en el mercado estadounidense.
El origen de esta problemática no radica en defectos mecánicos o en la calidad de sus productos, sino en la controversia generada por las decisiones políticas y personales de su CEO, Elon Musk.
La relación de Musk con el gobierno y su implicación en temas políticos polémicos han provocado una fuerte reacción negativa en una parte significativa del público y de los inversores.
Históricamente, Tesla ha sido vista como un símbolo de innovación y patriotismo, con fábricas en Estados Unidos que emplean a miles de personas y que representan un avance en la fabricación de vehículos sostenibles.
Sin embargo, en 2025, la percepción ha cambiado radicalmente. La caída en el valor de sus acciones refleja esta desafección: desde un máximo de aproximadamente 190 euros en diciembre de 2024, sus títulos han bajado a menos de 130 euros en abril de 2025, representando una pérdida cercana al 31%.
La empresa también reportó una disminución del 71% en sus beneficios durante el primer trimestre del año, en medio de una fuerte reacción adversa a la implicación de Musk en asuntos gubernamentales.
Este declive en las cifras bursátiles coincide con un aumento en las protestas y ataques contra Tesla. En varias ciudades, grupos de personas han realizado vandalismo en concesionarios y estaciones de carga, e incluso se han viralizado videos de individuos rayando o dañando vehículos.
La Fiscalía de Estados Unidos ha catalogado estos hechos como terrorismo doméstico, y el FBI ha establecido un grupo especial para investigar estos ataques.
La tensión social se ha intensificado por las acciones de Musk, quien en meses recientes ha estado vinculado a iniciativas controvertidas, como la creación de la criptomoneda DOGE y la participación en políticas gubernamentales que muchos consideran divisivas.
Aunque el propio Musk ha declarado que su implicación con DOGE sería temporal, la percepción pública se ha visto afectada, generando dudas sobre su liderazgo.
A pesar de la situación, Tesla sigue siendo un referente en la industria. En 2024, fue el vehículo eléctrico más vendido a nivel mundial, superando a marcas tradicionales y a otros fabricantes estadounidenses como Rivian.
La compañía ha desarrollado una extensa red de cargadores, accesibles incluso para vehículos no Tesla, y continúa innovando en tecnología de baterías y conducción autónoma.
No obstante, la desconfianza y el rechazo hacia Musk generan un impacto directo en las ventas y en la imagen de la marca. En algunos estados clave como California, Nevada y Nueva Jersey, las ventas de Tesla han caído un 25% en comparación con el año anterior. La inseguridad y las protestas públicas han llevado a muchos consumidores a reconsiderar su compra, temiendo por la seguridad de sus vehículos.
A nivel internacional, Tesla mantiene un crecimiento estable, pero la crisis en Estados Unidos podría tener repercusiones globales si la tendencia continúa.
La compañía necesita, urgentemente, reconquistar la confianza del público y separar su éxito financiero de la polémica que rodea a Elon Musk. La historia muestra que, en el mercado automotor, la percepción del consumidor puede ser tan poderosa como la innovación tecnológica.
En conclusión, Tesla se encuentra en una encrucijada. La empresa puede seguir adelante con su apuesta por la innovación, o enfrentarse a un declive irreversible si la tensión social y la pérdida de confianza persisten.
La decisión de Musk y la estrategia que adopte en los próximos meses serán decisivas para determinar si esta gigante del automóvil eléctrico logra superar su crisis actual o si, por el contrario, se convertirá en un ejemplo de cómo las controversias personales pueden afectar incluso a las marcas más exitosas.