Cada vez más supermercados están limitando o eliminando las cajas de autoservicio debido a problemas de robos y gestión. ¿Qué depara el futuro para estas tecnologías? La tendencia apunta a un uso más estratégico y controlado.

Desde su introducción en los años 80, las cajas de autoservicio en supermercados revolucionaron la manera en que los consumidores realizan sus compras, ofreciendo mayor rapidez y comodidad.

Sin embargo, en los últimos años, esta tecnología ha enfrentado una fuerte revaluación por parte de los minoristas, quienes enfrentan desafíos relacionados con la seguridad y la gestión operativa.

Las cajas automáticas, conocidas también como self-checkout, nacieron con la intención de reducir costos laborales y acelerar el proceso de compra.

Pero a medida que su uso se extendió, surgieron problemas de seguridad que han llevado a muchas cadenas a replantear su estrategia. Según un estudio global de 2022, el 66% de los minoristas encuestados consideraba que las pérdidas por robos en estas estaciones aumentaban, y las cifras recientes indican que los incidentes de hurto relacionados con estas tecnologías han crecido significativamente.

Por ejemplo, en Estados Unidos, un informe de diciembre de 2024 reveló que los incidentes de robo en tiendas habían aumentado un 93% en comparación con 2019, con un impacto económico que supera los 500 millones de euros anuales.

Las cifras reflejan que muchas tiendas han tenido que invertir en sistemas de vigilancia más avanzados o en personal adicional para controlar las cajas automáticas.

En respuesta a estos problemas, algunos minoristas están adoptando medidas restrictivas. Target, por ejemplo, anunció en marzo de 2024 que limitaría el uso de sus estaciones de autoservicio a un máximo de 10 artículos por cliente en ciertas tiendas.

La compañía aseguró que esta medida busca reducir las pérdidas y mejorar la experiencia del cliente, aunque ha generado quejas por parte de los consumidores que consideran que la política no se aplica de manera uniforme.

Por otro lado, cadenas como Dollar General y Five Below han comenzado a reducir drásticamente el número de estaciones de autoservicio en sus tiendas.

En marzo de 2024, el CEO de Dollar General, Todd Vasos, afirmó que estaban transformando algunos de sus puntos de venta para ofrecer un servicio más personalizado, con atención asistida en lugar de cajas automáticas, con el objetivo de fortalecer la relación con los clientes y disminuir las pérdidas por hurto.

Walmart, por su parte, ha experimentado con la eliminación de algunas estaciones en ubicaciones específicas, como en Missouri y Cleveland, y ha declarado que no tiene planes de retirar las cajas automáticas a nivel nacional.

La cadena busca equilibrar innovación y seguridad, adaptándose a las necesidades del mercado y a la retroalimentación de sus clientes.

En el ámbito de los clubes de compra, Sam’s Club ha implementado un sistema llamado Scan & Go, que permite a los usuarios escanear los productos mediante una aplicación y pagar sin pasar por caja convencional.

Aunque no se ha renunciado completamente a las cajas automáticas, esta tecnología ofrece una alternativa que combina velocidad y control.

El debate sobre las cajas automáticas también tiene un componente histórico. En los años 80 y 90, estas estaciones eran vistas como el futuro del retail, prometiendo transformar la experiencia de compra. Sin embargo, las tasas de robo y las dificultades en la gestión han llevado a una reevaluación. La tendencia actual apunta a un uso más estratégico, donde las estaciones automáticas complementan, en lugar de reemplazar, las cajas tradicionales.

Expertos en retail, como Santiago Gallino de la Universidad de Pensilvania, indican que la clave está en encontrar el equilibrio. "Las cajas automáticas ofrecen eficiencia, pero también requieren un control riguroso y una estrategia clara para evitar pérdidas. La innovación en seguridad y en experiencia del cliente será fundamental en los próximos años".

En conclusión, las tiendas de alimentos y supermercados están en una etapa de transición en la que buscan aprovechar los beneficios de la tecnología sin perder de vista los riesgos.

La tendencia apunta a una integración más inteligente y controlada de las cajas automáticas, con un enfoque en la seguridad, la experiencia del cliente y la reducción de pérdidas, asegurando un futuro más sostenible para esta modalidad de autoservicio.