El Senado de Estados Unidos aprueba una ley que elimina temporalmente los impuestos sobre las propinas, beneficiando a millones de trabajadores. La medida, que podría aumentar el déficit en 35 mil millones de euros, ha generado opiniones divididas entre la industria restaurantera y los expertos económicos.
El Congreso de Estados Unidos ha dado un paso importante hacia la aprobación de una reforma fiscal que podría impactar significativamente a millones de trabajadores que dependen de las propinas para su sustento.
La aprobación del Senado, realizada el 1 de julio, fue por un estrecho margen, pero suficientes votos para avanzar en la implementación de una medida que elimina temporalmente los impuestos sobre las propinas.
Esta iniciativa, que forma parte del proyecto de ley conocido como el 'Gran Proyecto de Ley', busca cumplir la promesa del presidente Donald Trump de liberar a los trabajadores de la carga fiscal sobre sus propinas.
Supuestamente, esta política beneficiaría a aproximadamente el 37% de los trabajadores en el sector de la restauración y servicios, quienes en promedio ahorrarían alrededor de 1.500 euros anuales. La propuesta contempla una deducción fiscal temporal para las propinas recibidas, vigente hasta 2028, con un límite de deducción de aproximadamente 21.000 euros (equivalente a 25.000 dólares). A diferencia del proyecto de la Cámara de Representantes, que solo beneficiaba a los empleados con ingresos inferiores a 150.000 euros anuales, la versión del Senado reducirá el límite para aquellos que ganan más, pero no los excluirá por completo.
Supuestamente, esta medida también incluirá una deducción para el pago de horas extras, vigente hasta 2028, aunque con un tope de 11.000 euros (unos 13.200 dólares). Mientras que la Cámara no estableció límite alguno para dicha deducción, la versión del Senado la limitará a la mitad para los trabajadores con ingresos superiores a los 140.000 euros anuales.
Estudios realizados por instituciones como el Yale Budget Lab estiman que esta reducción de impuestos podría aumentar el déficit fiscal en unos 33.000 millones de euros (aproximadamente 35 mil millones de dólares) hasta 2028. Presuntamente, esta medida también podría incentivar a los empleadores a depender aún más de las propinas para remunerar a sus empleados, generando preocupación entre los defensores de los derechos laborales.
Por otro lado, críticos de la iniciativa, incluyendo grupos de defensa del trabajador y economistas, afirman que la propuesta no beneficia a todos por igual.
En particular, aquellos que no alcanzan a pagar impuestos federales sobre la renta, que representan aproximadamente el 37% de los trabajadores en este sector, no verían ningún ahorro directo.
La ejecutiva de la Coalición de Restaurantes Independientes, Erika Polmar, afirmó que la ley podría crear confusión y desigualdad, ya que no contempla cargos por servicio, que también constituyen una parte importante de los ingresos de estos empleados.
Supuestamente, además, algunos expertos advierten que la medida podría profundizar la fatiga de las propinas en el país, incentivando aún más a los empleadores a presionar a sus empleados para que dependan de las propinas en lugar de salarios fijos.
Sin embargo, la Asociación Nacional de Restaurantes ha manifestado su apoyo, destacando que las políticas de deducción de impuestos en propinas y horas extras serán fundamentales para mantener la competitividad del sector.
En cuanto a los beneficios económicos, se calcula que el ahorro promedio para las familias beneficiadas sería de unos 1.600 euros (alrededor de 1.700 dólares), siendo las familias con menores ingresos las que más notarían la diferencia. La propuesta, si se aprueba en la Cámara y se firma en la Casa Blanca, entraría en vigor a partir de 2024 y sería una de las reformas fiscales más significativas en la historia reciente de EE.
UU., con posibles repercusiones en la economía global y en la política interna del país.